Vengo del futuro y el Real Madrid sigue reinando en Europa
Vengo del futuro, de ver al Real Madrid. Sí. Y no vais a creer lo que he visto. No me preguntéis cómo lo he hecho. Habré activado alguna palanca extraña o lo que sea, pero ahí fui. No una de esas palancas que mágicamente te devuelve una falsa sensación de estabilidad económica. Para nada. Fue una de esas que parecen de Regreso al futuro y que te despeinan cuando se pone en acción. He visto al Real Madrid dentro de unos años.
Fui cinco años en adelante. Aterricé en un momento donde notaba a la gente eufórica por las calles. Pregunté por la causa, ya que también quería contagiarme de esa atmósfera. “¡Somos campeones de Europa!” me decía un muchachillo con su camiseta blanca por La Castellana. “¿Ha llegado la niña bonita?” pregunté yo, inocente. ¡No! ¡Era la dieciséis! Un espectáculo.
Pude entrar al renovado Santiago Bernabéu, donde estaban a pocos instantes de comenzar la ceremonia por la nueva Champions recientemente conseguida. Obviamente, no conocía quiénes eran los integrantes del plantel. Así que, entre asustado por no saber exactamente cuántos años habían pasado y nervioso por vivir una fiesta de esta altura en primera plana, tomé asiento y me dispuse a disfrutar del espectáculo.
El equipo del futuro
Allí fueron saliendo, poco a poco, los integrantes de la 16. Había muchos jugadores que no conocía, fruto de una regeneración que no se le escapa a nadie que acabará sucediendo. Uno de los más vitoreados fue Eduardo Camavinga. Por lo que me comentaban, jerarca absoluto de la medular. Muchos lo comparaban con el joven Seedorf de su infancia. Capaz de desplegar su físico y llegar a todos los balones.
Tras él, aparece su compatriota Tchouameni. Público en pie y gestos de pleitesía. “¿Y este recibimiento?” le preguntaba a una persona de mediana edad que estaba a mi lado. “En semifinales, contra el Milan, robó el balón en tres cuartos y metió el gol que llevó al Madrid a la final. ¿O no te acuerdas?”. Como para acordarme. Ya sé en unos años a qué apostar.
Luego salió Éder Militão. A gritos de “kaiser, kaiser” agradeció el recibimiento y salió con la Supercopa de España en su mano. Sereno, como siempre, pero con un puro en la boca. Evocando al gran Carletto. Parecía que estaba en una celebración histórica, ahí debía de haberse levantado más de un trofeo en ese año. ¿Se habrá logrado el famoso Triplete? Veremos.
Los nuevos capitanes
Por lo que allí decían los sabios del lugar, el bueno de Éder era el cuarto capitán. ¿Quiénes serían los otros tres? Allí salió el bueno de Vinicius Jr., con la Supercopa de Europa. Lograda contra el Manchester United en Bakú en el mes de agosto del año anterior. Madre mía, los red devils no levantaban cabeza y el Madrid les volvía a ganar en Europa. Allí se marcó el bueno de Vini un bailecito mientras entregaba la copa al público del Santiago Bernabéu.
El segundo en salir, mientras el speaker lo denominaba como “el Halcón Milenario” (¿dónde he leído yo eso antes?) y la gente se volvía loca salía Fede Valverde. Título de Liga treinta y mil, perdí la cuenta. Golpes en el pecho, donde está el escudo. Así salía un Fede identificado con la idiosincrasia del Real Madrid. “¿Y la Copa del Rey?” preguntaba a mi compañero en el asiento. “¡Ni me hables! Perdimos en San Fernando por 0-2. ¡Qué pena!” ¡Oh! El Real Madrid perdía en mi ciudad. Ya sé qué entrada tengo que comprar dentro de unos años.
Quedaba el capitán. ¿Quién sería? Quién iba a ser. El por fin reconocido por la FIFA y la UEFA como Mejor Portero del Mundo, Thibaut Courtois. Allí salía con la 16, con su tranquilidad habitual como si no pasase nada. Como si no fuese el mejor arquero del momento. Como si no fuese el epicentro de ese maravilloso festival.
Regreso del presente
Con todo acabado, feliz y borrachos de jolgorio, salían los aficionados del campo. Yo tenía que volverme y activar palancas. Esta visión de futuro solo me dejó la certeza: el Real Madrid sigue remontando los miércoles por la noche y sigue siendo el Rey de Europa. Pasen los años que pasen.
PD: dicen las malas lenguas que, pese a sus años, había un pequeño croata que seguía corriendo por el centro del campo del Real Madrid.
Foto: Jon Durr/ Getty Images.