Opinión | Vamos a hacer una cosa mágica, que es ganar
Tan solo faltan unas horas para presenciar el más difícil todavía: como una generación de jugadores que muchos creían caducada pelea por recuperar el trono del viejo continente y levantar la decimocuarta Champions del club.
El sábado será el momento de cerrar en París un círculo que empezó hace más de 60 años, cuando el Real Madrid levantó la primera Copa de Europa de la historia en la ciudad del amor. A lo largo de las décadas, la más bonita historia de adoración se fraguó entre el club banco y la prestigiosa competición. Real Madrid y Copa de Europa han caminado de la mano hasta acabar en un punto de no llegar a concebirse a uno sin el otro.
El broche de oro lo hemos vivido esta temporada con el camino a la final más asombroso que se recuerda. Ha sido como si todos los valores de los que presumen con orgullo los madridistas se fusionaran para regalarnos una sucesión de remontadas que ya forman parte de la historia del fútbol.
Cada minuto que se acerca el momento de la final crecen los nervios. Uno se niega a pensar que después de todo lo que hemos presenciado exista la posibilidad de terminar la temporada sin ver a Marcelo levantando el ansiado trofeo. Una puñalada en el corazón dolería menos, pero es una opción que está presente. No os puedo mentir, lo único que me tranquilizaría ahora sería volver a escuchar esas palabras que pronunció Benzema después de la derrota en Manchester.
«Vamos a hacer una cosa mágica, que es ganar», nos avisaba el bueno de Karim.
No hay nada que reprocharle al delantero, cumplió con su palabra. Del mismo modo cumplieron con su cometido todos los jugadores de la plantilla durante esas noches mágicas que vivimos en primavera.
Si ustedes buscan responsables, yo tengo una idea de por donde van los tiros. A principio de temporada, cuando solo los más optimistas pensaban que podríamos llegar a donde estamos hoy, un caballero tomó las riendas del equipo. Ancelotti, tan señalado en la derrota, merece recibir parte de su protagonismo en una previa tan especial como es la de la final del próximo sábado. El italiano, igual que el club al que dirige, está a un paso de escribir un capítulo más en su idílica novela con la Copa de Europa.
Hay algo en lo que coinciden las viejas y nuevas generaciones: hacía muchas temporadas que no había un grupo de jugadores tan unidos y un vestuario tan sano. Es precisamente por eso por lo que el seguidor se siente más identificado que nunca con el equipo. Cada aficionado tiene su Real Madrid favorito, pero os aseguro que pocos son como este, lleno de jugadores capaces de mirar al infinito y soportar el peso de la historia en los momentos decisivos.
Foto: FRANCK FIFE/AFP via Getty Images