#MiJugadorReal | @Carlosd_mejías
Incluso los madridistas más equilibrados, aquellos que subordinan cualquier jugador a la pureza del escudo, incluso aquellos guardan en sus retinas episodios sentidos protagonizados por algún héroe blanco. Para compartir y en algún caso divulgar esas reminiscencias madridistas, MadridistaReal lanza esta iniciativa.
Estoy seguro de que con la excusa los madridistas podremos remontarnos a la arcadia de nuestra existencia, a nuestra cándida niñez, momento en el que muchos nos dejamos contagiar por el sentimiento madridista. Nuestro compañero @Rancoma_ sabe muy bien de lo que hablo, ha ahondado en ese magnetismo que se siente especialmente en una etapa.
Personalmente aunque Bale me hizo vibrar en la final de Copa de 2014, esa actuación fue ya disfrutada desde la madurez. Algo muy distinto a lo percibí de niño con #MiJugadorReal.
#MiJugadorReal | @Carlosd_mejías
Si tuvieses que elegir un exjugador histórico del Real Madrid como tu favorito, ¿a quién elegirías? ¿Por qué?
El jugador del que guardo los primeros recuerdos y el que más me hizo disfrutar y, en algunos momentos, sufrir fue Iker Casillas. Seguramente, el hecho de ser uno de los jugadores más jóvenes del equipo a principio de este siglo, cuando empecé a ver fútbol, hizo que de alguna manera simpatizara más con él que con otro jugador. Además, ser el mejor portero del mundo durante varios años también influyó, evidentemente.
¿Qué cualidad destacarías de él? ¿Por qué fue importante en el Real Madrid?
Fue importante porque se convertía en casi todos los partidos en el jugador más determinante del once. Al Madrid de entonces, como al de ahora, le hacían muchas ocasiones y sin sus actuaciones era difícil que el equipo ganara cómodamente algún encuentro. Destacaría principalmente su agilidad y rapidez, se desenvolvía, y lo sigue haciendo, mejor en acciones que exigían grandes reflejos, en paradas imposibles.
¿Qué exhibición suya en un partido recuerdas con más cariño vistiendo la camiseta del Real Madrid? ¿Por qué?
Curiosamente en un portero, en su mayor exhibición solo estuvo 25 minutos en el campo. Glasgow, 15 de mayo de 2002, final de Champions. Del Bosque optó por César, otro gran portero, pero una desafortunada lesión le obligó a salir del campo. Con su pálido rostro y mangas cortas Iker se preparaba en la banda para hacer historia. Hasta tres paradas en los instantes finales, una de ellas con el pie en plena línea de gol, hicieron de aquel partido un acontecimiento histórico para él y para el Real Madrid con la consecución de la Novena.
¿En qué título del Real Madrid consideras que fue más determinante?
En todos los títulos que ganó con el Madrid fue clave. En la razón nos cabe pensar que fue muy determinante en cada Liga, por sus paradas cada jornada, o en la final de Glasgow, por lo dicho anteriormente. Más allá de la razón, que era por donde se movía a veces Casillas, diría que fue muy importante en la Décima. Sin estar especialmente bien, sobre todo en la final, la realidad es que el Madrid ganó aquella temporada Champions y Copa, justo los dos títulos que él jugó. Cosas del “Santo”…
¿Qué sentiste cuando abandonó el Real Madrid?
Sentí que era el momento de dejarlo, una decisión acertada. Todo lo que pasó en el tercer año de Mourinho, algunas cosas ciertas y otras desarrolladas por la imaginación de algunos, minaron su confianza y la de la grada, así que el cambio de equipo y de país era lo mejor que podía pasar.
¿Tienes alguna prenda u objeto con su nombre o que te recuerde a él?
Guardo varias equipaciones, guantes, pósters y hasta un muñeco en el que, francamente, se le distingue más por la camiseta que por su rostro.
Si tuvieses que compararlo con un jugador actual de la plantilla del Real Madrid, ¿con quién sería? ¿Por qué?
No tengo demasiadas opciones pero por la forma de parar y por el aura a títulos que desprende diría Keylor Navas, creo que sigue la línea del tipo de portero histórico del Madrid que se caracteriza por hacer atajadas imposibles.
Si hubieses podido conocerlo en persona, ¿qué le hubieras dicho?
Tuve la suerte de verle en tres ocasiones y no recuerdo muy bien qué le dije, aunque sí estoy seguro que, al contrario que en Glasgow, el de la cara pálida era yo.