ADN Real Madrid: nada brilla más que el espíritu de equipo
En este Real Madrid hay focos para todos. El mundo del fútbol siempre ha sido un deporte de equipo, en el que destacan los futbolistas mejor dotados. Es indiscutible que el talento es diferencial en este deporte. También es evidente que actualmente en una práctica cada vez más desarrollada física y estratégicamente, son los equipos los que consiguen triunfos.
Lejos queda ya aquel Real Madrid que funcionaba como equipo, pero en el que Cristiano Ronaldo era la figura sobre la que orbitaba casi todo. El club tuvo que reinventarse, apostando por talento joven y líderes capaces de guiar en el proceso de desarrollo de nuevas estrellas. Chicos humildes que han crecido y hoy empiezan a ser lo que prometían cuando se invirtió en ellos. El futuro ya está aquí.
Muchas han sido las opiniones vertidas sobre el valor de Zidane y Ancelotti como gestores de grupo. Es indiscutible que su gestión es inmaculada. Se me ocurre que puede ser por su entendimiento del Real Madrid y el madridismo. También por su pasado como futbolistas en grandes vestuarios. Lo que está claro es que han construido un vestuario en el que todos reman en la misma dirección. El talento y el esfuerzo a disposición del equipo.
Los veteranos son el ejemplo de los jóvenes que trabajan con humildad para alcanzar su madurez futbolística. Son el espejo en el que mirarse para triunfar en el club más exigente del mundo. A la espera de su momento, entienden su rol y los tiempos de crecimiento necesarios. Nada ni nadie por encima del Real Madrid.
Y en esta fórmula sostenible de club ideada por Florentino y su equipo, se han alcanzado éxitos indiscutibles. El Real Madrid ha seguido siendo grande y consiguiendo hazañas. Hazañas tan grandes o más que las que se recuerdan como históricas. Sin ir más lejos, la decimocuarta, que seguramente será una de las Champions más recordadas en la historia de este deporte. Al menos entre el madridismo, por toda la carga emocional y simbólica que tiene con el club. Porque la decimocuarta representa el espíritu de lucha y de no rendirse impregnado en el ADN del Madrid. El hacer posible lo imposible.
Es esta idea la que ha calado en los niños que hoy empiezan a ser hombres. La que ha revitalizado a los más veteranos, reforzando la idea de que es la única forma de seguir ganando. Construyendo una identidad de vestuario.
Muchas son las veces que hemos escuchado a Carlo Ancelotti repetir que todos son importantes. Parecería que es un cliché, pero sus actos han convencido a los jugadores de que realmente es lo que piensa. Eso hace que todos crean que llegará su momento.
Y fruto de todo ello, un Real Madrid que cuenta con muchos de los mejores futbolistas del mundo. Y otros tantos de los jóvenes más prometedores del panorama. Pero el foco es compartido.
Cada partido tiene su historia como diría Carlo. Y en cada partido hay un protagonista diferente. Se ha generado un ecosistema en el que todos consiguen brillar.
Es cierto que hay dos figuras que deslumbran por encima de todos como son Karim y Vinicius. Pero es un coprotagonismo en el que otros compañeros pueden destacar. Así pues, Valverde es ya uno de los mejores centrocampistas del mundo. Rodrygo comienza a explotar como lo hiciera Vinicius. Tchouameni confirma que es ya una realidad en su posición. Courtois es de largo el mejor portero del mundo. Kroos y Modric siguen explicando al planeta clase por clase en qué consiste el fútbol. Camavinga tiene espacio para mostrar sus cualidades. Militao afianza su figura como mejor central del mundo. Alaba y Rüdiguer demuestran que ya son líderes a pesar de su corta estancia en el vestuario. Hazard tiene un partido soñado en Glasgow. Y hasta Ceballos que parecía estar más fuera que dentro recibe ovaciones del Bernabéu en su primer partido como titular.
Es obvio que Ancelotti tiene mucha parte de culpa en esta identidad de equipo que se ha generado. Pero sería injusto no dar el valor que tiene al club como impulsor de esta idea tan novedosa como acertada.
En el Real Madrid hoy brillan y crecen todos. No parece haber un solo jugador que no entienda lo que significa vestir la camiseta del Real Madrid. Eso ha generado que la comunión con la afición sea algo que jamás se había visto hasta el día de hoy.
Se ha generado un ecosistema perfecto en el que el Real Madrid parece una bola de nieve que crece por momentos. Lo que ha hecho que en este arranque de temporada los partidos se cuenten por victorias.
Y es que si algo tiene el Real Madrid es ese espíritu de esfuerzo y sacrificio. De no rendirse y el creer hasta el final. Y quienes entiendan eso acabarán encontrando su hueco y su momento en este club.
En el Real Madrid el foco es compartido, nada brilla más que el espíritu de equipo.
Foto: THOMAS COEX/AFP via Getty Images