Opinión Real | La animadversión de Roberto Palomar
Bale estaba profundamente disgustado como todos sabemos tras no ser convocado para el partido ante el Villarreal y alguno intentó rematarle al mismo tiempo que se filtraba que sí, que Zidane ya le había dicho al jugador que no entraba en sus planes, algo que no sé si ha pasado o no pero que es una obviedad porque al francés no le gusta Bale, criterio absolutamente lícito y legítimo. Además, os confieso una cosa, Bale está triste porque sabe que no va a tener una despedida agradable por parte del Bernabéu en su último partido, si es que lo juega. En este contexto, que periodistas morbosos como Palomar continuen con sus particulares campañas de acoso y derribo me parece que no vienen, para nada y en absoluto, a cuento. Nunca se debieron producir por una simple cuestión de respeto, algo que los periodistas deportivos más conocidos de este país no tienen, pero a estas alturas ya, cuando ya se han cargado al jugador, sobran. Es querer rematarle.
Evidentemente la víctima no podía ser otra que Gareth Bale. La carnicería a la que el galés está sometido resulta repugnante, y me preocupa ver que no cesa pese a quedarle a Bale dos partidos como jugador del club blanco. Es, sencillamente, una actitud perversa. Roberto Palomar siente una enorme animadversión injustificable por todo lo que rodea al Real Madrid. Y a Bale le ha tocado padecer muchas concecuencias. Se puede juzgar a un futbolista positiva o negativamente a partir de un criterio meramente deportivo, pero lo que no se puede tolerar es que se conjuren campañas con el fin de destrozar también anímicamente a alguien, como han hecho con Bale, a quien Roberto Palomar insultaba.
Cuando Bale se vaya, para lo cual no habrá que esperar mucho, lo hará habiendo sido tratado como un apestado. Se irá con 4 Champions bajo el brazo y habiendo sido clave en su conquista, algo que no debe ser fácil viendo los batacazos que va acumulando el Barcelona de Messi año tras año, se irá agradecido al club que le dio todo y por el que él dio todo, mostrando un compromiso intachable que todos los entrenadores que ha tenido aquí avalan, pero desgraciadamente se irá con el descrédito del madridismo.
Es triste lo manejable que es nuestra afición, se deja llevar con enorme facilidad por las doctrinas del manolismo y de las radios y por las teorías nulamente fidedignas de los diarios tipo AS. Es algo que no se puede cambiar. Con todo esto Roberto Palomar estará pletórico, aunque al menos me queda el consuelo de imaginar que ayer se llevó un disgusto tras lo sucedido en Anfield. Quizás el éxito del Madrid de Florentino, sumado a los continuos fracasos de Simeone y Messi, es lo que denota esa actitud despiadada y cruel hacia el blanco.