Qué bueno que viniste, Fede
FAYEZ NURELDINE/AFP via Getty Images
Hay un futbolista en el centro del campo del Real Madrid que ha convertido el ruido de su explosión, en silencio. Fede Valverde ya no sorprende a nadie, porque su nivel es tan constante como elevado
El pajarito derribó la puerta de la titularidad indiscutible del Real Madrid a base de cañonazos. Goles y asistencias tan importantes, como impresionantes. Y de pajarito pasó a ser halcón.
He leído en varias ocasiones que el madridismo vendió a Fede como uno de los grandes centrocampistas, pero que se ha quedado en poco menos que una mediania futbolistica. No sé si pensar que son unos ilusos, si están cegados por sus colores o tan solo es un indicio de que su conocimiento futbolístico es limitado. Sólo un necio podría negar la evidencia. Sólo alguien que vea los partidos del conjunto blanco de espaldas o, que directamente no los vea, puede decir que Fede Valverde no es top 10 centrocampistas del mundo (y quizás estoy siendo generoso).
Y es que en una temporada en la que los números de Valverde no son tan impresionantes, considero que ha conseguido convertirse en un futbolista total. Lo hace absolutamente todo bien, tanto es así que considero que puede jugar en cualquier posición del centro del campo y adaptarse a diferentes roles según lo que requiera el equipo.
La temporada pasada fue la de su explosión goleadora, pero es que está es la de su consagración como futbolista. Ha alcanzado un grado de madurez y de entendimiento del juego que asusta, lo que unido a sus características físicas y su esfuerzo, le convierten en un jugador único.
De todo esto hay varios culpables. El primero Fede Valverde, que es una esponja que lo absorbe todo. Esfuerzo, dedicación y sentimiento puestos al servicio del club de su vida. Valverde es un madridista más cumpliendo el sueño de todos, jugar en el Real Madrid. Solo hay que ver su cara de emoción cuando el equipo levantaba su decimotercera Supercopa de España. A Fede nadie le ha regalado nada y eso le hace saber que cada gota de sudor está justificada.
Por otro lado, sus compañeros. Debe ser una suerte aprender junto a Luka Modric y Toni Kroos. Es como si el halcón estuviese aunando lo mejor de ambos. Contemporizae el juego desde la posición de 5 a su antojo. Roba balones como lo haría Casemiro. Rompe líneas como Luka Modric. Ataca el espacio con la voracidad de Fede Valverde.
Y por supuesto Ancelotti. Ese entrenador que está en el Real Madrid por casualidad y por ser un buen gestor, ya que de fútbol entiende poco. Al italiano le dio la pedrada de confiar en Fede como doble pivote junto a Toni. También la de colocarle acostado a la banda derecha desde la que con su vuelo nos hizo campeones de Europa. Planteamientos que solo parecen valorarse cuando los hacen otros. Ancelotti, entre muchos otros, ha elevado el techo futbolístico del uruguayo a lo que se está convirtiendo, uno de los mejores futbolistas del mundo.
Es una delicia ver como Fede ha interiorizado la posición en la base del centro del campo. Como hace que el equipo fluya, como acude a las ayudas, como se impone con sus robos de balón y como maneja los tiempos del equipo.
Y es que al mismo tiempo es hipnótico observarle atacar los espacios con esas cabalgadas infinitas. Una exuberancia física que le convierte en una sombra para las defensas en ataque y en un terrorífico e incansable perseguidor en el repliegue defensivo.
Fede Valverde lo mejora todo
Y por si fuese poco, emana un aura madridista de los jugadores de antaño. Un capitán sin brazalete que se deja la voz con cada gol e imprime energía cuando las cosas se ponen complicadas. El halcón parece ser la solución a todo.
Todo esto lo ha hecho entre declaraciones de amor al club y en absoluto silencio. Se ha alejado del ruido y ahora parece que lo difícil lo hace como si fuera fácil. Es tan bueno, que ya nadie se sorprende.
Algunos seguirán negando la evidencia, pero que bueno que viniste Fede.