Opinión | ¿Qué ha hecho Bale por nosotros?
En uno de los muchos diálogos llenos de ingenio de la película «La vida de Brian», los integrantes del frente popular de Judea se preguntaban lo siguiente: «¿Qué han hecho los romanos por nosotros?». A cada respuesta sobre la aportación de los romanos («el acueducto», «el alcantarillado», «las carreteras» y así un largo etcétera) los miembros del frente popular volvían al punto inicial: «Vale, pero aparte de todo eso, ¿qué han hecho los romanos por nosotros?». Llámenme loco, pero esta famosa escena me recuerda al paso de Gareth Bale por el Real Madrid y el trato recibido por el futbolista.
Imitando a los amigos del frente popular de Judea, hay que gente que sigue preguntando cuál ha sido la aportación de Bale al Real Madrid, repitiendo dicha pregunta tras cada argumento recibido en forma de gol importante del todavía futbolista del Real Madrid. Casi 6 años después, las respuestas parecen no servir para que un sector del madridismo y casi todos los medios de comunicación reconozcan alguna aportación del galés al victorioso ciclo madridista. Al igual que a los protagonistas de la película no les valía ni el acueducto, ni las carreteras ni el alcantarillado, a los más fervientes críticos de Bale no les vale su chilena al Liverpool, su carrera histórica en la final de Copa o el penalti que anotó cojo en Milan. Y ni en la recta final de su periplo en el club parecen entrar en razón.
No se trata de juzgar al Bale jugador, sino su importancia y aportación a los éxitos logrados. Intentar poner a Bale en la lista de fichajes desastrosos (nuestros amigos del diario As lo hicieron) o decir que no ha sido rentable para el club es un ejercicio de insulto a la inteligencia humana pocas veces visto en el mundo del fútbol. Puede no gustar su estilo de juego, preferir otro tipo de jugador o incluso considerar que su fichaje fue un error. Hasta ahí hablamos de crítica deportiva totalmente legítima. Pero separar a Bale de lo logrado por el Real Madrid y querer reescribir la historia para anular su absoluto protagonismo en un alto porcentaje de los títulos logrados, solo puede responder a un odio irracional hacia el jugador en cuestión.
Basta un dato para ilustrar la importancia de Bale y responder a la pregunta inicial: el galés es, tras Cristiano Ronaldo, el segundo máximo goleador de la historia en finales de Champions League. Todos esos goles los ha anotado con el Real Madrid, un total de 3 para ser exactos. 2 de esos 3 goles sirvieron para romper un empate y poner en ventaja al equipo, y hay que sumar los 4 logrados en finales de Mundial de Clubes y el anotado en la final de Copa del Rey en Mestalla. Pueden observar que, como argumentan los grandes «gurús» futbolísticos, Bale apenas ha sido importante para el Real Madrid ni se puede considerar su fichaje como rentable. ¿Qué son 8 goles en finales al lado de saber hablar español y no ver golf? Ni punto de comparación, por favor.
Pero no crean que los detractores de Bale juzgan solo la parte deportiva. Ahora resulta que Gareth también es mal compañero por no celebrar un gol, mal profesional por no querer ser suplente y un «bicho raro» dentro del vestuario por ver golf en el móvil al llegar al estadio en lugar de hacerlo escuchando música con los habituales cascos de gran dimensión. Estos argumentos son incluso más tristes que los empleados en la parcela deportiva, ya que carecen de un mínimo de sentido. Bale no ha tenido una mala palabra desde que llegó al Real Madrid, ha aceptado ser suplente sin poner una mala cara en la final de Cardiff (su ciudad natal), ha jugado en diferentes posiciones aún no siendo de su total agrado y, lo más importante, ha priorizado jugar en el Real Madrid por encima de cualquier otro club. Lo que ha recibido a cambio de ese comportamiento y de sus goles (100 con la camiseta del Real Madrid) ha sido desprecio por parte de la prensa y pitos de un amplio sector del Santiago Bernabéu. Injusto se mire como se mire.
En conclusión, ¿qué ha hecho Bale por nosotros? Muy fácil: nos ha hecho más grandes. Desde su llegada ha hecho 8 goles en finales y el equipo ha logrado 14 títulos. El ciclo victorioso del Real Madrid en Europa coincide casualmente con su llegada. Este domingo podría jugar, con casi total seguridad, su último partido con la camiseta blanca (si Zidane decide alinearlo) y creo que el Bernabéu debería dejar atrás los pitos y ovacionar a Bale como merece aunque sea por un día. Eso sí; suceda lo que suceda, nadie podrá borrar la huella de Bale en la historia del Real Madrid. Al mirar atrás, siempre estará presente en el glorioso ciclo del club en la Champions League, y eso es, probablemente, lo que moleste a más de uno.
Texto: Javier Gómez Talaván