Opinión | Luka y Lukita
Por respeto a nuestra historia empezaré dándole prioridad a nuestro Lukita, un jugador tan especial que pese a estar rodeado de iguales con el único con el que usamos continuamente la expresión «hay que clonarlo» es con Modrić. Y es que el croata es un jugador intachable dentro y fuera del campo, un líder, un genio que también destaca yendo al barro, un pequeño mago con un físico privilegiado ¿el centrocampista más importante de nuestra historia? no sé pero simplemente plantear la duda nos dice de quién estamos hablando.
Hace poco Lukita ha dejado unas palabras que quisiera destacar. «no quiero que miren mi DNI sino lo que hago en el campo» -dice Modrić- y tiene razón pero a medias, precisamente ojeamos dicho documento con una mezcla de pena y rabia una vez concluyen los partidos, y es que Lukita juega muy bien y sigue siendo importante pero no durante 90 minutos y desde luego no cada 3 días, Lukita debe asumir (que no resignarse, no está en su carácter) que el tiempo pasa y que sigue teniendo 30 minutos de élite, otros 30 de bajón que repercuten a la fluidez del equipo y unos 30 finales que saca a duras penas con mucho corazón y a tirones exprimiendo cada gota de gasolina de un depósito que está a nada de secarse, con el balón pierde arrancada pero sin balón es donde viene el problema, llega tarde a ofrecer pase y a las coberturas, se mueve por muchas zonas -sin estar en ninguna- deja de desmarcarse entre lateral y central (y es de los pocos movimientos profundos que tenemos hoy día) el bueno de Lukita tiene que entender que puede seguir siendo muy importante, que 30 minutos buenos suyos nos pueden hacer ganar partidos y títulos pero Luka, el actual, el de 35 años no puede condicionar la llegada de otro jugador en esa zona del campo (habida cuenta de que no hay que recurrir al mercado puesto que ya es nuestrØ).
Y con esta breve mención a Karim comienzo con Luka, «el terminator serbio»… lo menciono junto a Karim no sólo por ser su suplente (supuesto porque tampoco le hemos visto mucho) sino porque Jović es más Karim de lo que la apariencia de su cuerpo nos puede llevar a pensar; ha costado entender que Karim es un jugador frío en su gestualidad y en su capacidad de sacrificio sin balón pero va a costar aún más asumirlo en un jugador cuyo físico, procedencia y colmillo en el área nos hace mentalmente partícipes de lo contrario. Jović es frío, no tanto como este año eso sí (recuerdo… año de adaptación a país, liga, idioma y a otro nivel) un nivel distinto al resto de clubes élite cuánto más respecto a Benfica o Eintracht. Jović ha llegado a una galaxia en la que por si fuera poco se ha topado con que el habitante más poderoso e importante del lugar es el que ocupa su puesto.
Tengo mucha fe en Jović, fuera del área es como ya he dicho «muy Karim» sin magia pero muy efectivo en las descargas, en los movimientos, -tiene un toque tenso que permite arañar décimas de segundo a la hora de montar el contragolpe- y dentro del área es letal, por arriba gracias a un salto muy potente, un gran giro de cuello y una gran contundencia en el contacto; a media altura gracias a su coordinación en los remates acrobáticos y a ras de suelo se aprovecha de su potencia en ese disparo seco que tiene y que para más inri lo tiene con ambas piernas.
Karim no tuvo suerte el año de los 5 goles en Liga y es exactamente lo que le está pasando a Jović, no está teniendo suerte (palos, goles anulados, buenas paradas etc) pero a diferencia de Karim en ese momento (al que igualmente defendí pues su fútbol sí estaba siendo notable), Jović no está teniendo regularidad… si mezclas todo lo expuesto en una batidora y lo aderezas con sus problemas extradeportivos (nada graves) y con ese giro de periscopio que ha hecho el madridismo tras la aparición fulgurante del gigante noruego da como resultado este halo derrotista pensando en una inversión que se ha hecho de 60 millones y de la que somos conscientes que o la situación cambia o perderemos dinero. Luka necesita jugar, no como última opción, no como oportunidad conjunta a los suplentes en un partido intrascendente, necesita confianza.