Opinión | Amar lo que un día odié

Opinión | Amar lo que un día odié

Un respeto a la naturaleza, por favor. La fauna no merece ningún tipo de menosprecio. Ni uno solo. Peligrosa es, salvaje también, pero de trepidante no se la puede negar. De todo hay en ella: desde imponentes elefantes a escurridizos delfines pasando por certeras águilas que vuelan por los altos de las montañas. Elegancia es lo que transmiten con el batir de sus alas, como elegante es el Madrid, el Real Madrid. Siempre lo he pensado, pero nunca me he parado a pensarlo. Siempre he creído odiarlo, pero nunca me he parado a pensarlo. Por enemigo lo he tenido, pero nunca me he parado a pensarlo. Seré hipócrita…

Día 10 de junio. En plena vorágine de libros por estudiar para a la postre vomitar, me paro a pensar. Me miro al espejo y me veo algo más blanco. Y no, no os preocupéis, no me va a dar un chungo, no sé muy bien cómo (¡porque madre mía!), tengo salud. No obstante, el blanco que padezco viene desde la capital. O bueno, puede que desde la sierra gallega. Y es que, no os lo he contado pero… mi abuelo es madridista de cuna. Merengue fue, merengue es y merengue se… como que se llama Camilo Fernández que seguirá siéndolo. Él es mi mayor certeza. Quién mejor para el “adoctrinamiento” blanco que un abuelo merengón. Le pido perdón, ahora que estoy a tiempo, si alguna vez le jodió lo más mínimo que fuera siempre con el rival de su Real Madrid.

Como digo, desde chico he sido más de pan tumaca que de caracoles encebollados. No obstante, desde chico también he sido más de sofá, manta y Castilla, que de sofá, manta y Masía. Recuerdo verme todos, absolutamente todos los encuentros que Marca televisaba en su extinto programa cada mañana de domingo a las doce en punto. No fallaba nunca a la cita matinal con los potrillos blancos. Disfrutaba como un crío -lo que era, vamos- viendo a Pacheco sacar manos imposibles, a Diego Llorente salir jugando desde atrás, a Juanfran recorrerse todo el carril derecho como si de la N-VI se tratara. También recuerdo al capitán Nacho y a su hermano Álex defender con orgullo lo que sentían como suyo. Y sí, lo admito. He dejado lo mejor para el final. Imagina olvidarme de aquellos Jesé y Morata marcar una infinidad de goles sin piedad. Qué tiempos aquellos…

Mamé de la fábrica blanca como he mamado de Zubieta, al igual que Asier Illarramendi o más recientemente, Álvaro Odriozola. El pasado blanco del primero y el presente merengue del segundo evidencian cierta relación entre la Real y el Real. Y me dejan en evidencia a mí, por todo lo odiado -tampoco fue para tanto, pero os quiero mantener épicamente enchufados a mis líneas-. Eléctrico como nadie y madridista como muchos, Odriozola nació en San Sebastián y tiñó con un vertical azul su blanco corazón. En mi caso, el neutro color ha llegado con retraso. Y oye, tampoco quiero que se me malinterprete. No soy del Madrid, soy de la Real. Lo he sido y lo seguiré siendo hasta la sepultura -tra, trá-. No obstante, puede que a partir de ahora me empiece a caer bien. Ahí lo dejo.

-A ver, a ver, a ver. Que yo me aclare. O sea que, ¿ahora te va el Madrid?

-Un poquillo, sí. Bueno, dejémoslo en que no lo odio.

-¿Y por qué ahora? si dices que tu abuelo ha sido merengue desde siempre…

-Buena pregunta. Pues no te sabría decir un único motivo, más bien lo considero un cúmulo de circunstancias que se han ido aglutinado y finalmente, cual bomba axial, ha explotado.

Llamadme loco. Pero gran parte de ese flujo de energía proviene de Bijeljina. De nombre Luka y apellido Jović, estamos ante el jugador que mi simpatía hacia el Real Madrid ha despertado. Con este movimiento, ha cobrado sentido en mi cabeza. O puede que no. Quien sabe si con todo esto, esté perlando. Pero de momento, al Madrid un huequito le seguiré guardando.

Si no ha sido desde siempre, que lo sea por un tiempo. A partir de ahora: prohibido odiar, tan solo amar.

-Espera, espera, espera… ¿nos vas a dejar así?

-Sí, ¿no? Creo que ha sido suficiente por hoy. Pero bueno, el público es soberano y si quiere más, ¿quién soy yo para negárselo? Allá voy.

Desde el 5 de junio el planeta fútbol habla un perfecto castellano con acento balcánico. Y es que, como he dicho, hace unos días se oficializó la contratación de Luka Jović. Ese mismo por el que el tito Floren ha desembolsado inteligentemente 60 kilates en tierras germanas. Pienso yo, que por dichos lares con la miel en los labios se han quedado, porque vamos… ¡vaya ganga!

https://youtu.be/aIoV9g_KQno

Para empezar: estamos hablando de un goleador que no es mero nueve. Es mucho más que eso. Hay más jugador detrás de Luka Jović. Empezando por algo que, a priori pueda parecer nimio, me detengo a analizar la situación: el dorsal. En el Eintracht, el joven Luka llevaba el 8 a la espalda. Un número de jugón, de genio, de mago… pero no de delantero. Solo me viene un nombre a la cabeza que reúna -o mejor dicho, que reunía- tales condiciones. Creo que pocos lo recordarán por la capi, pero como realista que soy, yo no me olvido de mi tocayo Joseba Llorente. Marcar era lo suyo, y entre sus dientes las migas del bizcocho se podían repudiar. Con todo esto, lo que quería venir a transmitir era una idea que traspasa las fronteras del área, que hace de Luka Jović un tipo más completo, y por ende, más interesante.

Debo ser honesto con vosotros. Lo he visto jugar una sola vez en mis 18 años de vida, pero qué espectáculo el que se vivió en el Bridge. Además, por lo que me ha contado mi buen amigo “Shark” Gutiérrez acerca de él, data de una visión espectacular a la hora de habilitar a sus compañeros y hasta para habilitarse a sí mismo. Además, corroborando la idea expuesta anteriormente, va bien de cabeza, al primer toque, en el desmarque de ruptura corto… y en infinidad de situaciones más. Y ya si a su juego le sumamos su carismática apariencia física… ¡Este chaval lo tiene todo!

Por cierto, manda cojones que un niñato como yo llame «chaval» a un jugador del Real Madrid. Porque no lo olvidemos señores, estamos ante el flamante fichaje de Florentino que se dispone a cazar goles en la salvaje sabana blanca que acoge para sus más altas cotas a un águila resentida en Lisboa y consolidada en Frankfurt.

Con todos ustedes: Luka Jović.

Texto: Joseba Ormazabal (@josebaorma)

Foto de portada: Depor.com

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