Opinión | Florentino Oppenheimer
Robert Oppenheimer es el físico conocido como el padre de la bomba atómica. Aprovechando el éxito que está teniendo su historia en la gran pantalla, se podría decir que Florentino Pérez Oppenheimer es el padre de un Real Madrid que apunta a ser un arma de destrucción masiva.
Florentino sigue confiando en Carlo Ancelotti como el responsable del equipo. Para ello, ha decidido contar con un elenco de estrellas internacionales que amenazan al mundo futbolístico. Un proyecto que compite con otros equipos que aspiran a destronar al conjunto blanco y crear su propia dinastía. Una carrera por mantener el trono del fútbol mundial.
Con este objetivo, se confía en la experiencia, la calidad y la sapiencia de la vieja guardia. Los Toni Kroos, Luka Modric, Daniel Carvajal, Lucas Vázquez o Nacho. Miles de batallas en sus hombros y la interiorización del madridismo. Austrias mayores de cómo conseguir ganar con el Real Madrid.
Por otro lado, aquellos que ya saben que es el Real Madrid y quienes aspiran a tener galones en la disciplina blanca. Vinicius, Rodrygo, Courtois, Camavinga, Fede Valverde, Alaba, Rüdiguer o Militao. Saben como respiran las leyendas vikingas, incluso han saboreado lo que es la gloria de los títulos de blanco. En sus ojos la aspiración de querer más.
Y por último, los recién llegados. Veteranos, noveles, repatriados y estrellas. Joselu, Brahim, Arda Güler, Fran García y Jude Bellingham.
En la búsqueda de encajar las piezas de la fórmula perfecta, Don Carlo se ha inventado un rombo mágico. Un centro del campo que forma una especie de agujero negro que absorbe todo lo que encuentra a su paso. Un acelerador de partículas, que convierte al Real Madrid en un equipo físico, vertiginoso y dañino.
Buena prueba de ello fue la primera parte contra el Manchester United en Houston. Un centro del campo formado por Tchouameni, Camavinga, Modric y Jude Bellingham. Un rombo que permitió al equipo asfixiar la salida de balón de los ingleses, a la par que conectar el centro del campo con los dos rayos supersónicos que ocupan la delantera. Una sala de máquinas engrasada a la perfección.
Tchouameni se mostró implacable y seguro con el balón, se perciben sus ganas de demostrar que es el hombre indicado para sostener al Real Madrid. Para Camavinga se acaban los adjetivos, un futbolista total. Modric a lo suyo, manejando los tiempos. Jude Bellingham recuperando, haciendo jugar al equipo e incluso marcando, el vértice más dañino de la ecuación.
Atrás un equipo seguro que lo contiene todo. Rüdiguer y Alaba abortando cualquier carrera al espacio. Fran García con un repliegue y una salida de balón de absoluto vértigo. Y un Carvajal que se conoce el lateral derecho como la palma de su mano.
Arriba, la explosión en cadena. La reacción que lo acelera todo. Vinicius y Rodrygo castigando todos y cada uno de los espacios. Dos rayos supersónicos que perforan la defensa rival en cualquier dirección, con la libertad de terminar donde identifiquen más daño para el rival. Sus movimientos permiten que el bueno de Jude aparezca en el área sumando potencial ofensivo al equipo.
La primera parte del Real Madrid fue una prueba más que satisfactoria de cual puede ser el alcance de la explosión de este equipo.
En la segunda parte, la sensación de que hay motivos suficientes para estar más que tranquilo en caso de tener que buscar alternativas. Tanto es así, que don Carlo se guarda un as bajo la manga. Otro dinamitador del área como es Joselu Mato. El español lo remata absolutamente todo, hasta el punto de hacer un gol de chilena en su regreso al conjunto blanco.
Todo esto se acompañó de un estado físico general inusual para estas alturas de la temporada. Parece que el General Pintus está volviendo a realizar su trabajo a la perfección. La intensidad de la que otros entrenadores se quejan, es la que el Real Madrid busca desde el minuto 0 de la temporada.
El rombo no es más que una de las fórmulas que Ancelotti y su equipo manejan. En cambio, la sensación es que el Real Madrid con la plantilla y los futbolistas que dispone, puede utilizar más de un esquema. Para nada le resultará extraño utilizar un 4-3-3, un 4-4-2 en línea o incluso un 4-2-3-1. Muchos hablan de Ancelotti como gestor, pero no le reconocen la capacidad para adaptarse a los futbolistas de los que dispone. Buena prueba de ello es famoso «árbol de navidad» que utilizó en su Milán o su capacidad para adaptarse a diferentes esquemas durante su periplo en el Real Madrid. Es la definición de un entrenador que trabaja para hacer brillar a sus futbolistas, lo que inevitablemente le hará billar a él.
Es pronto para saber el alcance que tendrá este nuevo proyecto. Sin embargo, se atisban destellos de una explosión sin precedentes que puede poner en jaque al fútbol mundial. Más aún si a todo este campo de estrellas, se le suma una de las más brillantes que se recuerden en las últimas décadas. El último toque a una fórmula absolutamente devastadora. La pieza final de la bomba de Don Florentino Pérez.
Oppenheimer fue el padre de la bomba atómica, el genio que cambio la historia para siempre.
Florentino es el hombre que encabeza el proyecto Real Madrid. El genio que pretende volver a cambiar la historia del fútbol. Como Oppenheimer, la persona que desafía los limites de la realidad.
Colóquense unas lentes oscuras en los ojos porque esta bomba está a punto de explotar. Disfruten del espectáculo de luces.
Foto: ALAIN JOCARD/AFP via Getty Images