De Bale y James a Zamorano y Amavisca

30 septiembre 2019 - 07:00
De Bale y James a Zamorano y Amavisca

La continuidad de Bale, James y en menor medida Mariano en el equipo blanco tras las declaraciones de Zinedine Zidane a principios de verano fue una sorpresa para todos. Sin embargo no es ni el primer ni el último caso de futbolistas que sin contar para el entrenador blanco acabaron desarrollando un papel importante en la temporada.

Algunos ejemplos recientes serían los de Ricardo Carvalho en 2012-13, Rafael Van der Vaart en 2009-10 o Iván Helguera en 2006-07. Todos ellos habían sido apartados del equipo y sin embargo tuvieron sus momentos de gloria e importancia: El portugués sería relegado a 5º central en la última temporada bajo el mando de Jose Mourinho y declarado transferible, para después jugar 1440 minutos y destacando especialmente su servicio en la ida de semifinales de Copa del Rey frente al FC Barcelona.

El holandés sería apartado del equipo en pretemporada tras no contar para Manuel Pellegrini y acabaría jugando 1467 minutos y marcando 7 goles, llegando a disputar como titular casi toda la segunda vuelta. Y el cántabro sería despojado de su dorsal por Fabio Capello y mandado a entrenar con el filial para después jugar 2595 minutos (marcando un tanto) generalmente como pareja de Fabio Cannavaro.

Sin embargo pocos casos son más llamativos que el de Iván Zamorano y Jose Emilio Amavisca la temporada 1994-95. Ambos atacantes habían sido declarados como transferibles por el recién llegado Jorge Valdano y decidieron contra todo pronóstico mantenerse en el conjunto blanco pese al riesgo de estar una temporada entera en la grada.

Zamorano había llegado al Real Madrid en la temporada 1992-93 procedente del Sevilla para sustituir con ciertas garantías a Hugo Sánchez, quien salió por la puerta de atrás hacía unos meses tras una triste última temporada. El mexicano empezó el año lesionado y posteriormente tendría serios problemas con Leo Beenhakker, marchándose antes de terminar la temporada y con tan solo 3 tantos en su cuenta.

El chileno tendría una magnífica primera temporada, marcando 37 goles entre todas las competiciones y liderando al conjunto blanco al título de Copa del Rey. Su lesión en la vuelta de semifinales, obligándole a jugar tocado el decisivo encuentro liguero en Tenerife, lastró definitivamente a un equipo que se quedó a una triste tarde del doblete.

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Iván Zamorano, en un partido de la temporada 1993-1994. Foto: AFP/Getty Images)

Sin embargo su segundo año fue muy inferior, logrando 17 goles entre todas las competiciones (veinte menos que la temporada anterior) y ganando tan solo títulos menores como la Supercopa de España o la ya extinta Copa Iberia. Fueron de hecho 17 las jornadas las que pasaron entre su octavo y noveno gol de los once que logró en la Liga.

Con este badaje, el nuevo entrenador argentino declararía transferible al punta, llegando a decir que «Si Zamorano quiere quedarse, será el quinto extranjero e incluso el quinto delantero». Alfonso, Butragueño, Luis Enrique o Dubovsky gozaban en principio de ventaja con respecto a él.

Por su parte Jose Emilio Amavisca llegaría ese mismo verano procedente del Real Valladolid tras cuajar varias temporadas a alto nivel, pero tras los fichajes de Laudrup y Redondo esa incorporación no despertaría demasiado interés. Valdano no fue tan rotundo con él como con Zamorano, pero también parecía claro que gozaría de pocas oportunidades y que lo lógico sería su salida en forma de cesión.

Su competencia serían los mismos jugadores que tenía en teoría delante Zamorano, pero su capacidad de jugar en banda le abría las puertas a poder rascar algún minuto a Míchel o Martín Vázquez. El cántabro de quedarse sería en todo caso un telonero de lujo.

Ambos jugadores decidieron probar suerte y mantenerse el Real Madrid pese a sus escasas opciones. Y vaya si las aprovecharon.

Zamorano tardaría poco en ganarse el puesto, marcando 9 goles en pretemporada (incluyendo un hat-trick contra el Feyenoord), y Amavisca iría poco a poco entrando en la dinámica del equipo, logrando 2 tantos aquel verano. Ambos llegarían a la primera jornada como jugadores del Real Madrid en pleno derecho.

Fue precisamente aquel primer partido el que supuso su confirmación en el conjunto blanco. El Real Madrid vencería 1-4 al Sevilla en su estadio, y Zamorano marcaría dos tantos en menos de cinco minutos, siendo el primero logrado antes de cumplirse el primero de los mismos. El chileno se estrenaba con un doblete y dejaba claro su puesto como 9 titular.

Por su parte Amavisca entraría minutos después. Alfonso, compañero de delantera de Zamorano aquel día y autor del tercer tanto blanco, se lesionaría de gravedad en el minuto 21 para dar paso al atacante español, quien realizaría un gran encuentro pese a no llegar a estrenarse de cara a puerta. Eso ocurriría tres semanas después frente al Athletic Club de Bilbao, en una goleada por 4-0 donde Zamorano volvería a marcar un doblete.

Al final ambos serían claves en el título de Liga del equipo blanco: Zamorano sería titular indiscutible como delantero centro, jugando 44 de los 46 partidos de la temporada y marcando 31 goles, incluyendo un hat-trick el día del 5-0 frente al FC Barcelona.

Amavisca por su parte disputaría 45 de aquellos 46 partidos, marcando 11 tantos y alternando la delantera con la banda izquierda. Esto último se debió a la llegada de Raúl al primer equipo, quien rápidamente se hizo con el puesto de acompañante de Zamorano y desplazó al cántabro a la banda. Poco importó, ya que siguió rindiendo a alto nivel y manteniéndose como titular habitual.

Su polivalencia, que en teoría le permitiría rascar algún minuto a Martín Vázquez o Míchel, acabó siendo tan rentable que jugó más minutos que cualquiera de los dos: 3687 de Amavisca frente a 2541 y 1350 respectivamente, si bien es cierto que Michel sufrió una lesión de gravedad en Atocha que le dejó meses alejado del terreno de juego.

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Iván Zamorano, protagonista en el partido del alirón

La situación de ambos jugadores llegaría a su máxima extensión el día del alirón frente al Deportivo de la Coruña. Corría la jornada 36 y el Real Madrid necesitaba al menos un empate para cantar el alirón tras caer en el Camp Nou y perder la ocasión de llegar al partido decisivo de la temporada ya campeón.

Fue precisamente la pareja de atacantes con los que Jorge Valdano no contaba en Junio del año anterior quienes le dieron el único título que lograría al frente del conjunto blanco. Amavisca abriría el marcador cerca del final de la primera parte y pese a un momentáneo empate gallego, Zamorano cerraría el campeonato cuando el encuentro agonizaba.

Ambos jugadores habían apostado fuerte por mantenerse en un año que parecía aciago para ellos y recogieron sus frutos al final de temporada. Y la apuesta era arriesgada, ya que no fueron los únicos en hacerlo: Nando, defensa fichado del Barcelona en 1992 por los blancos (45 partidos en su primera temporada y 20 en la segunda, alternando el centro de la zaga con el lateral derecho) tampoco contaba para el entrenador argentino y apostó por mantenerse como sus compañeros más ofensivos.

A él sin embargo no le salió bien la jugada: Pese a que una lesión de Alkorta pudo abrirle las puertas al menos al puesto de tercer central, el zaguero apenas sumó 2 encuentros en toda la temporada. Valdano fue claro en su apuesta en el centro de la zaga: Hierro y Sanchís fueron inamovibles y cuando se recuperó fue siempre Alkorta quien les sustituyo, jugando hasta Chendo de defensa central antes que el sevillano.

Zamorano se mantendría una temporada más al frente del equipo, en aquella aciaga 1995-96 en la que sus cifras volverían a desplomarse (16 tantos en toda la temporada) y el equipo acabaría fuera de competiciones europeas por segunda vez en su historia.

Amavisca por su parte aguantaría varias temporadas más: Solo vería puerta la temporada siguiente (3 tantos), pero se mantendría en el equipo hasta 1999, ganando una Liga, una Champions, una Intercontinental y una Supercopa de España más en el proceso. Su rol sería casi siempre secundario, entrando en banda izquierda o de segundo punta, pero ya nunca con el protagonismo de aquel primer año.

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El último de aquellos descartes que forzaron su estancia, Nando, apenas duraría unos meses más en el conjunto blanco antes de salir en invierno de la temporada siguiente.

Hoy son Bale y James quienes intentan emular a Zamorano y Amavisca, con Mariano aparentemente siguiendo la menos lustrosa estela de Nando. El galés y el colombiano aspiran a convertirse en piezas claves del proyecto tras la fallida revolución en verano y pese a haberse visto fuera en pretemporada a día de hoy se mantienen firmes.

Bale es ya titular indiscutible del equipo banco y una de las referencias goleadoras del conjunto merengue mientras que James poco a poco se está convirtiendo en jugador importante, ya sea de inicio o en segundas partes.

En Junio de 2020 se pondrán las notas, pero ¿podrán el galés y el colombiano seguir el camino que trazaron hace ya 25 años el chileno y español?

Texto: @tonylatrece

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