Butarque, escollo importante
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El Real Madrid encadena tres visitas consecutivas al feudo pepinero sin saborear la victoria
Antes de Anfield, Butarque. Prueba de fuego. El Real Madrid, descongestionado y algo más liberado tras el parón de selecciones, afronta un pasaje por Leganés (domingo, 18.30 horas, Movistar LaLiga) que debe concluir con los tres puntos en la buchaca blanca. No hay otra. Y es que, si los discípulos de Carlo Ancelotti no quieren perder la estela del FC Barcelona prematuramente, necesitan magnificar sus virtudes y desmarcarse de los continuos baches que han ido apareciendo por el camino desde que dio inicio la temporada.
Con la clasificación y los planteles en mano, el encuentro liguero en la casa del Leganés puede parecer un desfile militar para el conjunto madridista. Unas trazas que, en cambio, nada tienen que ver con la realidad. La hemeroteca y los datos recientes lo reflejan a las claras: las últimas tres veces que el Madrid ha jugado en el estadio pepinero, tanto en Liga como en Copa, la alegría ha terminado afincándose en el bando local.
‘Calvario’ en Butarque
Un ‘calvario’ blanco, en el Municipal Butarque, que se inició en enero de 2019 durante la competición copera. En aquel encuentro, correspondiente a la vuelta de los octavos de final, el ‘Lega’ hizo claudicar al Real Madrid (1-0). En cualquier caso, el club de Chamartín -por entonces Santiago Solari comandaba la nave- había vencido en el choque de ida por 3-0 en el Santiago Bernabéu.
Tres meses después de ese traspié al sur de la capital de España, los blancos volvieron a pinchar con el CD Leganés enfrente (1-1). Esta vez, en Liga, y con Zidane en el banquillo en busca de arreglar el desaguisado… en el marco de una campaña muy convulsa en Valdebebas (también figuró como técnico Lopetegui y el curso culminó con demasiados sinsabores).
A ese empate insulso le acompañó otro reparto de puntos en verano de 2020, justo cuando el fútbol recuperaba sus constantes vitales tras la pandemia. Sin público en las gradas, Leganés y Real Madrid firmaron las tablas, concluyendo con un 2-2 que mandó al equipo blanquiazul a la segunda categoría del fútbol español. De hecho, ese fue el último choque entre sendas escuadras.
Cerrada la herida, la afición pepinera cuenta las horas para recibir la visita de un Madrid que, ante Osasuna, deleitó a su gente y, además, trasladó buenos síntomas de cara a citas venideras. Antes de hacer las maletas rumbo a Anfield y entonar el himno de la Champions, el examen de Leganés, en la jornada dominical, se postula clave. La plaza es escabrosa. Piano piano.