Blanco Y En Botella | Bale y los cuentos chinos

1 agosto 2019 - 13:17
Blanco Y En Botella | Bale y los cuentos chinos

Si hay un protagonista en esta pretemporada en cuanto a la actualidad del Real Madrid, ése está siendo Gareth Bale, quien está sometido a más presión para que abandone el club que la que ha sufrido Albert Rivera para investir a Pedro Sánchez.

Además de ningunearle, tratándole como un despojo humano (término que, por cierto, ya usó el periodista gallego Germán Dobarro en la COPE para dirigirse a él hace unos meses), los intentos para sacarle del Real Madrid se han redoblado hasta llegar a un nivel casi insoportable.

El último capítulo ha sido tan chusco como incomprensible pero que, una vez más, demuestra que el periodismo deportivo español siempre puede caer más bajo y que, lejos de ser el mejor periodismo deportivo que se hace en el mundo (Jesús Gallego dixit), va a acabar elevando la miseria moral y la indignidad profesional a la categoría de arte.

Bale, China y los “flecos”

El pasado viernes por la noche, cuando el equipo se preparaba para afrontar su segundo compromiso de la pretemporada ante el Atlético de Madrid en la International Champions Cup, ese diario presuntamente madridista llamado Marca anunció a bombo y platillo que Bale se iba a China, en concreto al Jiangsu Suning, en cuestión de horas.

Bale China Portada MarcaEn concreto, a falta de los conocidos típicos flecos en la negociación (“A falta de unos detalles, se podría cerrar este sábado”, rotulaba en su versión digital), todo apuntaba según el diario madrileño (que no madridista) a que ese fin de semana Gareth Bale pondría punto final a seis años en el Real Madrid y, optando por emigrar al Lejano Oriente, también haría lo propio con su carrera como futbolista.

Lo realmente mosqueante de aquella información, prolija en detalles eso sí, que si iba a ganar 22 millones de euros netos al año, que si el dueño del equipo era el mismo magnate propietario del Inter de Milán y que aquella maniobra podría servir de puente para un hipotético retorno del galés a Europa, etc., etc.

 

Una historia llena de dudas razonables

Una vez le escuché a alguien decir que para hacer creíble una mentira es imprescindible dar muchos datos y en eso se pasaron los de Marca todo el fin de semana. Eso sí, hubo un par de detalles que me hicieron dudar de la verosimilitud de la noticia. Bueno, tres.

El primero y más importante, a nivel general, me cuesta mucho creer que un jugador como Gareth Bale, con 30 años, una estrella en su país y, sin ningún género de dudas, uno de los mejores futbolistas europeos de la última década, iba a dilapidar su carrera, a la que le queda mucho recorrido, a cambio de un jugoso contrato para irse a jugar a China.

Quizás en otras circunstancias, quizás en otro momento procesal, con 35-36 años y de vuelta de todo, pero con todo el fútbol que le queda en sus botas, me resulta casi inverosímil.

El segundo detalle, relativo ya a la propia información, fue el sorprendente hecho que la noticia no viniese firmada por nadie. Es normal que alguien como Carlos Carpio, cuya fiabilidad es nula, no se atreva a firmarla pero es que la noticia no venía firmada por nadie.

Bale China Prensa

El tercero y último, el hecho de que Bale no sólo fue convocado sino que jugó muchos minutos contra el Atlético. Esto es, arriesgó su futuro de forma absurda e innecesaria con una posible lesión y perder el chollo de su marcha a China, la Madre de Todos los Contratos, a cambio de jugar un rato contra el eterno rival de la capital. No sé, pero no me cuadra.

 

Engañados como chinos

Pues bien, héte aquí que pasó el sábado y también pasó el domingo y Bale no sólo no se fue a China y esos pequeños flecos, esos “simples detalles” que paralizaban de momento la marcha soñada para muchos de Bale al fútbol oriental, se complicaron hasta el punto que Bale no se subió a ningún avión rumbo al Lejano Oriente y la operación nunca se llevó a cabo.

La excusa que dio Marca, porque si algo de bueno tiene ser periodista (o mejor dicho, “ciudadano periodista”, que diría el gran Richard Dees) es que siempre hay una excusa para todo. Cuando no es el consabido “a día de hoy”, el gran salvoconducto para justificar cualquier tipo de embuste, trola o tontería que tanto juntaletras publica, es esa manida frase de “el fútbol tiene estas cosas”, afirmación que suele ir acompañada de “lo que hoy es blanco mañana es negro” y bla, bla, bla…

Y en el caso de Bale, Marca optó por algo más sofisticado si cabe, como fue echarle la culpa a la familia del galés de que el acuerdo no fructificase y, finalmente, no se llevase a cabo el traspaso. No era que la noticia fuese una filfa, que el concepto en sí de lo que se había contado no se sostuviese, no. ¿Para qué?

No, el problema de que aquella fantasmagórica oferta no se hubiese concretado finalmente no era que, quizás, fuese todo un invento o simplemente el hecho de haber oído campanas y haber montado toda una teoría en base a un simple rumor. O tal vez que el sueño húmedo de ver a Bale fuera del Madrid a cargo de muchos juntaletras y lamelibranquios que les sigue, pudiese por fin hacerse realidad.

Vaya por Dios, va a ser que el problema y principal impedimento para que no llegase a buen puerto aquella historia, como digo, tan llena de sombras e interrogantes, era la familia de Bale, que de repente, dijo no a la operación.

Finalmente, y tras la no convocatoria del Expreso de Cardiff para la Audi Cup, que muchos entendieron como un último intento desesperado para que aquella historia pudiese tener sentido, la cosa no ha cuajado.

La ventana de fichajes para el mercado chino se ha cerrado y ese ardiente deseo de ver al galés fuera del Real Madrid y encima humillado, yéndose por la puerta de atrás y a un equipo y a una Liga de tercera fila, no se ha producido.

Bale seguirá de momento en el Real Madrid, por más que el inexplicable empecinamiento de Zidane por sacarle del equipo siga siendo firme. Casi tanto como la apuesta del francés por una serie de jugadores que, tanto por talento como por palmarés y calidad, siga dejando al galés al margen. Pero ésa es otra historia…

Foto portada: MARCA

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