Y ahora en diciembre ¿qué cara vamos a ver?
No tengo ni la menor idea de cómo empezar un artículo de opinión. De hecho, creo que la forma en la que lo estoy arrancando no sea la mas indicada, pero la verdad es que resulta bastante complicado para quien lleva más de un año escribiendo informaciones alejadas de la subjetividad. Hace una semana me dieron la oportunidad de escribir algo mío, donde realmente muestre lo que realmente pienso. Siendo honesta, me asusté por el simple hecho de pensar en los comentarios que podía suscitar este artículo o si sería la única persona tener esta sensación. Tras seis días envuelta en un mar de dudas, aquí está el resultado. ¿El tema? No sabría ni como titularlo, solo sé que se desmarca de todas las noticias que Bale está protagonizando.
Diciembre está al caer. Han pasado cuatro meses desde que se iniciase la temporada, con la ilusión de recuperar el año que perdimos, pero que queréis que os diga, yo aún no he logrado entender el juego del Madrid.
Sí ha ganado, pero… resulta ser mi tónica habitual tras escuchar el pitido final en cada encuentro. Claro que es lógico que haya partidos mejores y otros peores, pero me vais a permitir que me una a la opinión de Mijatovic:»el Madrid no me convence«. Sí, es cierto que cuando decides enfundarte la blanca, convives con un nivel de exigencia es altísimo, pero en honor a la verdad es imposible estar al 100% en todos los encuentros. Y no lo digo yo, una simple aprendiz del periodismo, sino que son cosas que he aprendido tras charlas con grandes profesionales como Amavisca. Ojalá poder ganar siempre, pero ante la dificultad que esto supone, que menos que el equipo sea capaz de dejarme buenas sensaciones. He visto cómo el desgaste de abril y mayo se ha arrastrado hasta otoño, y con ello las sombras de un pasado no muy lejano. No sé si es que se han puesto de acuerdo o que, pero parece que en el resto de ligas europeas la situación se asemeja, o sino que se lo digan al vigente campeón de la Bundesliga o al subcampeón de la UCL.
No es un pretexto, no es una excusa, es la realidad. Diciembre está aquí al lado y ante el calendario que se avecina en Chamartín, no sé que cara voy a ver del equipo.
La irregularidad se ha instaurado como el eje central en la vida del conjunto de Zidane, en el que las lesiones no han sido de gran ayuda. Tras lograr una victoria importante ante el Granada, fueron capaces de perder su carisma en San Moix. Es un cúmulo de sensaciones agridulces que no se me quitaron tras goleada al Leganés, pese a que la prensa quisiera convencerme de ese arrasamiento sobre el conjunto pepinero. Pero ¿qué iba a pedirles? ¿qué se le podía pedir al rey de Europa? No quiero desprestigiar a nuestros vecinos ni mucho menos, pero es que el equipo al que se enfrentaban era colista con únicamente 5 puntos y una sola victoria en su casillero. Claro que goleó y que probablemente fue uno de los mejores partidos de la temporada (hasta el momento) pero por favor seamos objetivos.
De hecho quienes se pasaron toda esa semana hablando de cambio de mentalidad, tuvieron que callarse sus palabras tras el 0-0 ante el Betis. Tal vez no se mereciera el empate o tal vez sí, pero ajena a esa casuística, la realidad pasaba porque el conjunto blanco no era capaz de encadenar más de dos partidos con una victoria. Llamarme exigente o llamarme crítica pero en estos cuatro primeros meses esperaba más.
4 partidos dejando la portería a cero. 4 partidos ganando de manera contundente. Chapó. Pero de mi boca aún no saldrá hablar de un «nuevo» Madrid. No niego lo evidente puesto que parece que tanto veteranos como noveles, se han enganchado de nuevo al ritmo de la liga. Ahora llegan pruebas de fuego con el calendario tan estricto que se nos avecina. Los blancos van por buen camino, pero hay unas cuántas curvas que superar: desde este finde semana ante la Real, pasando por la visita al Camp Nou, a las dos noches de revancha en Champions frente al PSG y Brujas. A ellos se les suma los partidos ante Alavés, Valencia, Bilbao y Getafe, ciudades en las que siempre, por decreto, se ha ganado y donde, el año pasado, nos dejamos algún punto.
Lo lógico es que la cantidad de minutos y el poco descanso pasen factura. No pido que todo partido acabe con victorias contundentes puesto que es algo que no depende sólo de nosotros. Solo quiero que ganen más allá de su resultado recuperando su estilo, su honor, su ADN. Será entonces en ese momento cuando hable de resurrección.