Sentimiento Real | Por la Champions se mata
Yo no sé lo que se siente al perder una final de la Copa de Europa. Tampoco quiero saberlo. Sé lo que duele caer en una eliminatoria, así que no quiero ni imaginar el dolor de perder una final. Lo que pasó en París no era una eliminatoria, ni una final. Solamente se trataba del primer partido de la fase de grupos. Perdimos y dolió, pero más que por la derrota, por la indolencia. Después de aquello, milagrosamente, nos hemos recuperado y parecemos otro equipo. Lo hemos demostrado en la Liga y ahora toca confirmarlo ante el Brujas.
Ganar una Copa de Europa es más difícil que convencer a tu abuela de que no tienes hambre. Lo es más todavía si te llamas Real Madrid y todos, absolutamente todos, quieren ganarte, sea el equipo que sea, tenga el nombre que tenga. Pocas cosas en la vida dan más prestigio que ganarle al mejor club del mundo. Para ganar una Copa de Europa hay que tener los cinco sentidos puestos siempre en lo que estás haciendo. Cualquier error te manda a casa sin posibilidad de retorno. Si nuestro día tonto y vergonzoso fue en París, que se quede la cosa ahí y ante el Brujas volvemos a empezar. Hacemos como si no hubiera pasado nada. Como si aquello no hubiera sucedido nunca. Que sólo Di María lo recuerde para siempre.
Las Copas de Europa no caen del cielo como a algunos les caen las Ligas. Las Copas de Europa se trabajan, se sudan, se luchan. Por una Copa de Europa se mata porque nosotros nos morimos por ella. Ya se está vistiendo el Bernabéu de domingo, aunque sea martes. No hay nada que le dé más gusto a nuestro estadio que rugir por ella.
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