Opinión | Yo no vivo del Real Madrid, vivo por el Real Madrid
Últimamente asisto atónito a un guerracivilismo entre aficionados del Real Madrid que me preocupa. Siempre he defendido que la confrontación de ideas es algo positivo. El debate genera riqueza siempre que sea desde el respeto y la argumentación. Estoy totalmente en contra del pensamiento único y la imposición de una idea. De machacar y señalar al que opina diferente simplemente porque difiere de la mayoría o de la opinión propia.
Entiendo el periodismo y las redes como una oda a la libertad de expresión. Más aún en un mundo como el fútbol. Los que expresamos nuestra opinión no estamos aquí para escribir lo que la mayoría quiere leer, más bien para exponer lo que nosotros pesamos. Tampoco podemos hacernos responsables de que se pongan palabras en nuestro teclado que no hemos escrito.
El Real Madrid ha guiado mis pasos desde bien pequeño. Más que una afición, es un sentir, una forma de vida. Mi pasión por el fútbol es enorme, pero lo es más el amor que proceso a este club. Siempre he dicho que sin el Real Madrid la vida no sería igual, al menos la mía. No hay mayor ilusión que esperar al fin de semana o al martes o el miércoles para disfrutar de 90 minutos, los más importantes de la semana. Y al terminar siempre la misma sensación, quiero que llegue el siguiente partido. Si perdemos sé que mi semana va a ser mucho menos buena y si ganamos todo parece ir mejor.
El Real Madrid es una especie de adicción que cuanto más pruebas, más te atrapa.
No me afectan las criticas o el debate, pero si el faltar a la verdad. Me molesta profundamente que se ponga en tela de juicio el madridismo de un madridista por parte de otro madridista. Creo que ningún aficionado está legitimado para repartir carnets de madridista a otros merengues por una opinión o un discurso. Siempre he criticado las aficiones que por su superioridad moral ponen en tela de juicio un sentimiento tan profundo como el amor a un club. Me apena que este tipo de prácticas se lleven a cabo por una parte de la afición.
Es por ello que no entiendo la crítica salvaje, el acoso o la falta de respeto ante un argumento. Estoy de acuerdo con el debate en redes con referentes como Sopra o compañeros redactores de esta revista con los que me encanta intercambiar opiniones. También con desconocidos capaces de debatir una idea de manera seria y meditada. Creo que todo eso enriquece al madridismo y hace más grande al Real Madrid. Pero al final del día, lo que nos une debe ser más fuerte que lo que nos diferencia. Estoy seguro que tanto yo que escribo estas líneas, como ustedes que las están leyendo, lo único que queremos es el éxito del Real Madrid.
Nunca dudaría del sentimiento de otro aficionado por este club y mucho menos intentaría compararlo en intensidad. Al final cada uno anima de manera única, por tanto lo que nos separa no es el contenido, si no la forma.
No me gusta observar la carroña que ataca personalmente al que opina de manera diferente. Presenciar como se intenta ridiculizar o faltar al respeto al que argumenta algo que no surge de la corriente mayoritaria. Todo en esta vida es debatible, menos el amor por el Real Madrid.
Que los árboles no nos impidan ver el bosque. No gastemos energías en batallas innecesarias que ya suficiente tenemos con estar solos contra todos. Que las filias y fobias personales no opaquen el objetivo principal que es el apoyo y el amor hacia el club más grande del mundo.
Yo no vivo del Real Madrid, yo vivo por el Real Madrid.
Tú, madridista, no vives del Real Madrid, vives por el Real Madrid.
Foto: Denis Doyle/Getty Images