Van Nistelrooy | El gol como oficio

30 marzo 2020 - 16:00
Van Nistelrooy | El gol como oficio

Hay jugadores que han pasado por el Real Madrid sin pena ni gloria pese a tener una calidad impresionante. Otros han caído en el olvido rápidamente pese a ser jugadores importantes, e incluso muchos no han sido capaces de dejar huella estando muchos años en el club. No es el caso del protagonista de este artículo, que en apenas 3 temporadas fue capaz de meterse en el bolsillo a todo un Santiago Bernabéu, y a día de hoy sigue siendo recordado con cariño y admiración. No es otro que Ruud Van Nistelrooy, una leyenda incontestable del Real Madrid.

Con el tema de fichar un delantero centro muy de actualidad, un servidor no quería desaprovechar la oportunidad de hablar de su ídolo de la infancia, que no es otro que Ruud Van Nistelrooy. El delantero holandés era un ejemplo perfecto de muchas cosas, todas ellas buenas. Goleador, profesional como la copa de un pino y admirado por todo lugar que ha pasado en su carrera deportiva, incluyendo por supuesto el Real Madrid. Su etapa en Chamartín fue corta pero exitosa, y prueba de ello es que en su visita con el Málaga hace ya 9 años se llevó una de las ovaciones más grandes que se recuerdan a un jugador rival en el Santiago Bernabéu. Una ovación totalmente justificada, ya que pocos futbolistas han honrado más la camiseta blanca que Ruud.

Su llegada se produjo en 2006, siendo una apuesta personal de Pedja Mijatovic, que no dudó en que había que pagar 15 millones por uno de los delanteros más efectivos de Europa. Sus 31 años no fueron un impedimento (aunque ojalá hubiera llegado un poco antes) y tampoco que en plantilla ya estuviera un tal Ronaldo Nazario. El holandés venía de una etapa en el Manchester United en la que se convirtió en uno de los mejores goleadores de la historia de la Champions, además de ganar 1 Premier, ser el máximo goleador 2 veces de la competición y superar las 20 dianas en liga en 4 de sus 5 temporadas. Todo ello tras haber superado una grave lesión de rodilla que puso en peligro su llegada al equipo dirigido por Ferguson en 2001. Con ese currículum se presentó en Madrid, y no defraudó. Desde el primer día se pudo comprobar a que delantero había fichado el Real Madrid, algo de lo que se percató su propio entrenador Fabio Capello, que lo alineó en 36 de los 38 partidos de la temporada.

Y no hablamos de una temporada cualquiera. Fue el año en el que el club puso fin a 3 años sin títulos, ganando la liga de una forma épica. Una liga recordada siempre por el «Tamudazo», quedando en el olvido el gran artífice del campeonato. Van Nistelrooy fue pichichi (25 goles), anotando el 45% de los goles del equipo en liga. Pero ante todo, anotó goles decisivos. En las últimas 13 jornadas marcó 14 goles, incluyendo 2 al Barcelona en el Camp Nou, otros 2 al Sevilla en un duelo clave y los 2 recordados para siempre ante el Zaragoza. Se habla de Tamudo, pero sin el gol de Van Nistelrooy nada hubiera cambiado. Echando la vista atrás y adelante, es difícil recordar un jugador tan decisivo para el equipo (Cristiano Ronaldo no cuenta) en lo que llegamos de siglo. No fueron solo 25 goles, sino la sensación de que todo dependía de su acierto, que fue excelente. La liga 2006-2007 no se debería recordar por Capello o Tamudo, sino por ser la liga de Ruud Van Nistelrooy. El Bernabéu ya le adoraba, como es lógico.

La temporada siguiente la empezó peor por culpa de la lesión que sufrió al término de la anterior, pero su buena forma llegó pronto. El holandés siguió a lo suyo, marcando goles y dejando muestras de compromiso y profesionalidad. Hasta que llegó su lesión en febrero, Ruud ya llevaba 12 goles en 20 partidos, sumando también 4 goles en Champions, su torneo fetiche. El Madrid volvió a conquistar la liga sin que el holandés tuviera que ser tan decisivo, pero aún con inconvenientes firmó 16 dianas en 24 partidos de liga y 20 en el total de la temporada. Y nuevamente, goles decisivos: al Barcelona en el Bernabéu, al Atlético de Madrid en el Vicente Calderón o al Athletic Club en San Mamés. Jugando a ser adivinos, queda claro que podría haber igualado de sobra los 25 goles del año anterior si no hubiera habido lesión de por medio. Solo hay que ver como regresó de su lesión: 5 goles en 3 partidos. Para entonces ya era un ídolo del Santiago Bernabéu, no por sus goles (que también) sino por la sensación de profesionalidad y esfuerzo que transmitía. Y en tan solo 2 años.

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Foto: DIEGO TUSON/AFP via Getty Images

Desgraciadamente, el madridismo no pudo disfrutar mucho más de Ruud. Arrancó la temporada 2008-2009 con 3 goles en 2 partidos de la Supercopa de España que se ganó ante el Valencia, y sus 4 goles en 6 partidos ligueros demostraban que la delantera seguía dependiendo de él. Pero una inoportuna y grave lesión hizo que dijera adiós a una temporada que, casualmente, acabaría sin un título importante que llevarse a la boca. Y aún así el gran «Van The Man» fue capaz de ser el máximo goleador del equipo en Champions con 3 goles en 4 partidos, sumando 7 dianas en 10 partidos oficiales, una media excelente para un delantero ya tocado físicamente y con 33 años a sus espaldas. Aunque el holandés no solo era gol (buen juego de espaldas, bastante velocidad en su etapa más joven, varias asistencias de gol por temporada…) fue a base de hincharse a marcar goles como se granjeó su fama y se ganó el cariño de todos. Parecía que su oportunidad volvería, pero en la temporada 2009-2010 se lesionó nuevamente (tras marcar un gol, para no perder la costumbre) y tras jugar solo 4 partidos y solo 1 como titular, acabó siendo traspasado al Hamburgo en invierno. Se acababan 3 años intensos y llenos de goles, pero sobre todo de admiración por parte del siempre exigente público del Bernabéu.

Tras su marcha hemos podido comprobar que el madridismo no le ha olvidado. La primera prueba fue tras la lesión de Higuaín, cuando Mourinho pedía desesperadamente un «9» en el mercado invernal. El estadio empezó a corear el nombre de Van Nistelrooy en cada partido, y el holandés arrasaba en cada encuesta sobre que delantero debía venir. Finalmente se consiguió la cesión de Adebayor, pero la muestra de cariño estaba ahí. La siguiente fue cuando visitó el estadio madridista con la camiseta del Málaga en Copa del Rey. Póngase en situación: minuto 60, el Madrid pierde 0-2, y 80.000 almas se ponen en pie para ovacionar al holandés. ¿Recuerdan algo similar con un futbolista que apenas estuvo 3 años? Yo desde luego no. Una ovación totalmente merecida por su aportación deportiva, pero sobre todo por lo que representó como futbolista del Real Madrid. Ahora que se ha puesto tan de moda hablar de «valores» y «señorío», se podría decir que Ruud encarnaba perfectamente ambas cosas.

Con casi 27 años a mis espaldas, puedo seguir asegurando que Ruud Van Nistelrooy es el mejor delantero que han visto mis ojos. Puede que no fuera el más técnico ni el más estético, pero sí el más decisivo. Y no es casualidad que haya dejado el mismo recuerdo en todos sus equipos, incluyendo un Málaga al que llegó cerca de la retirada, jugando solo 1 temporada. Es el héroe de la liga más emocionante y celebrada que recuerdo, uno de los delanteros con mejor media goleadora en la historia del club (por encima de Ronaldo, Raúl, Benzema, Higuaín…) y sobre todo un tipo impresionante. Ojalá poder rejuvenecerle unos cuantos años, y que sea ese delantero que se lleva varios años buscando. Mientras tanto, el humilde escritor de este artículo seguirá afirmando con orgullo que Ruud Van Nistelrooy es su ídolo deportivo, y estoy seguro que el de muchos más madridistas.

Colaborador de #MadridistaReal. Cubre la actualidad del Real Madrid Castilla.

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