Un resiliente por naturaleza
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La estrella brasileña afronta su séptima temporada en el Real Madrid
El 20 de julio de 2018 es una fecha marcada a fuego en el corazón de Vinicius Júnior. Aquel día, un joven y tímido carioca era presentado como nuevo jugador madridista. «Es la mayor oportunidad que un jugador de fútbol puede tener, me voy a sacrificar mucho para demostrar que merezco esta oportunidad. Vengo de una familia muy sencilla y me han enseñado muchos valores, ahora he llegado al mejor club del mundo con solo 18 años», manifestó Vini.
Su fichaje por el Real Madrid no tuvo el tinte habitual, puesto que se fogueó en el Castilla (jugó cinco partidos con el filial en la tercera categoría del fútbol español) antes de catapultarse hasta el primer equipo que por entonces dirigía Julen Lopetegui, uno de los adeptos de Vinicius. De hecho, el técnico vasco le dio la oportunidad de debutar ante un rival de campanillas, el Atlético de Madrid, sobre el pasto del Santiago Bernabéu. Con todo lo que ello supone para un recién sacado del horno…
El brasileño, desgraciadamente, fue carne de meme durante varias campañas por su bajo rango de cara a puerta. Sobre la mesa tenía dos cartas bien distintas: la de venirse abajo o la de tirar de resiliencia frente a las oleadas de críticas que le caían. Eligió la segunda. Cierto es que, en su primera temporada (18/19), no ayudó nada la situación del equipo, donde la sequía de títulos -solo se ganó el Mundial de Clubes- acompañó paralelamente a la montaña rusa en el banquillo: Lopetegui, Solari y Zidane. Demasiados vaivenes.
Con el paso de los años, Vini Jr. ha conseguido transformar las críticas en halagos. Hasta el punto de moldearse un puesto fijo en el once merengue. Ni las llegadas de Mbappé o Endrick van a trastocarle los planes. Cuando se necesita nervio, coraje y magia… ahí está Vinicius, tal y como se escenificó en el Clásico veraniego celebrado en Nueva Jersey. Teniendo en cuenta que acababa de sumergirse en la pretemporada del Madrid, su participación se llevó la Matrícula de Honor.
Ese Vinicius adolescente de 2018, seguramente nunca habría pensado que marcaría en dos finales de Champions. Asaltó tanto el Stade de France como Wembley: la Decimocuarta y la Decimoquinta llevan su firma. Y, precisamente, en el estadio londinense puso el broche de oro a una temporada magistral, siendo una pieza clave para Carlo Ancelotti en los tres trofeos (Liga, Champions y Supercopa de España) cosechados.
El Balón de Oro como telón de fondo
Esa puesta en escena coloca ahora a Vini en la primera línea de batalla para hacerse con el ansiado Balón de Oro. Aunque en la Copa América estuvo algo más apático, ha dado razones más que obvias para hacerse con el galardón que le acreditaría como el mejor jugador del mundo con apenas 24 primaveras. El próximo 28 de octubre, en la gala de París, puede coronarse definitivamente. Todo ello, en el marco de una campaña con siete títulos en liza.