Todo Nervio Y Corazón | Es un sueño… ¿o es Real?
Angel Martinez/Getty Images
Llevaba casi dos semanas en la playa, con el devenir de las olas y los pies acunados por la arena, pero había algo en mi interior que me palpitaba a cada segundo. ¡¿Cómo podía ser si estaba de vacaciones?! ¿Qué me inquietaba? Sí, seguro que ya lo habéis adivinado: la posibilidad de ganar la Decimoquinta.
Aún ahora, parece mentira lo que hemos conseguido. No el número en sí, sino en el cómo. Dirán…, bueno dirán lo que quieran, inventarán porque no hay argumentos para echar por tierra esta #15. Sin perder contra ningún equipo alemán; con un Joselu que nos llevó a la final tras haber estado hace dos años en la Decimocuarta como aficionado apoyando a su cuñado; tras haber eliminado al City; haber superado todas las lesiones de ligamentos cruzados; pero quizá tengan razón en la suerte de haber llegado Tibú a la final, final esta, que no hubiera sido posible sin Lunin.
Todos pudimos ver cómo se desarrolló la primera parte del encuentro, tanto se vio que los antis salieron de la cueva sacando pecho como si al fin pudieran respirar tranquilos ante lo que pensaban la caída, al fin, del Real Madrid. Pero nada más lejos de la realidad, los problemas no eran los jugadores sino la forma de jugar. ¡Y vaya si era así!
En Wembley, apenas se veía por las bengalas alemanas, curioso. ¿Ya celebraban, querían dar miedo o tenían mucho miedo? No podré preguntar a ningún aficionado del Dortmund, me quedaré con la duda, pero está claro que no sirvió para nada más que hacernos al aficionado más difícil ver el partido, pero las ganas, el cambio en el equipo, la sangre, la fuerza se vio nada más comenzar a rodar el balón tras el decanso. Las faltas directas de Kroos no consiguieron que celebrara un gol la noche de su despedida en el césped como jugador blanco, hasta que de sus botas en un córner, se manifestó el origen gráfico y emocional del éxtasis cuando el salto, del probablemente jugador más pequeño del área, rematara de manera impecable y maravillosa introduciendo el balón entre las mallas.
Delirio, fascinación, gozo, felicidad, júbilo…
¿Más sinónimos? La r.a.e no los encuentra. Tras la celebración, por las cabezas alemanas pasaban las oportunidades desperdiciadas en la primera parte dejándonos vivos. Entre pensamiento, negaciones con la cabeza y bufidos, el encuentro seguía su curso con oportunidades blancas, una detrás de otra, que provocaban expresiones en los defensores alemanes de estupefacción. ¿De nuevo se podría? ¿La Decimoquinta estaba reservando hueco en nuestra vitrina? Bueno, qué más da, la orejona seguro que tendría quién la encontrara un hueco. Aún quedaba tiempo para asegurar la victoria o para que nos la arrebataran, así que sestear no era una opción y las sensaciones encontradas recorrían nuestro cuerpo; excitación, tensión, nerviosismo. Poco después no se produjo un fallo de la defensa rival como no dejo de escuchar, fue la presión del equipo, de Jude, el miedo que sentía el equipo rival, y así con asistencia de este último, Vini se consagró. En Europa, en España, en el mundo.
Antes de que finalizara el encuentro, llamaban de nuevo las lágrimas a nuestros ojos. Se iba, en ese momento, sí que sí la despedida definitiva llegaba. El adiós que nunca habríamos querido dar, Don Toni Kroos no podía tener mejor despedida en el equipo de las quince copas de Europa. Las lágrimas de todos los madridistas en los sollozos de su hija, la afición coreando sin abandonar, ni pensarlo, el Santiago Bernabéu. Diez años donde demostró lo barato que fue su fichaje, su crecimiento partido tras partido, su comportamiento siempre espectacular fuera y dentro del campo. Un alemán que como él dice, esta es su casa, casa que siempre tendrá las puertas abiertas.
Ya no competimos contra equipos, competimos contra países. Nuestro Real Madrid tiene las mismas Champions que Inglaterra, tres más que Italia, siete más que Alemania y nueve más que Holanda. Tardarán mucho en alcanzarnos, por lo pronto, hemos ganado seis Champions en 10 años.
No hablaremos de nuestro entrenador que bate records, acumula Champions como entrenador y jugador, de toda el staff y sin duda a quien nos gobierna a todos, Don Florentino Pérez, con un estadio renovado de la mejor manera posible, tanta crítica debe hacer rabiar muchas vesículas y producir bilis, bilis y más bilis.
Termina una temporada con un inicio lleno de problemas, lesiones graves y sin un nueve. ¿Sería porque don Floren ya tenía atado al francés y no quería gastar de más sin razón? @ElQuintoGrande con @DJARON10 me hizo pensar que así podría ser, a nuestro presi no se le escapa nada y ya está en plantilla Mbappè. Sin descansar, ya comenzamos con la vista puesta en el futuro, ese que llegará después de la Eurocopa y los Juegos Olímpicos.
Enhorabuena, madridistas, ya tenemos quince Copas de Europa. En blanco y negro, en color, como sea, donde sea y contra quien sea.
Texto: @angiemg82