Todo Nervio Y Corazón | Caldo entre fogones

Todo Nervio Y Corazón | Caldo entre fogones

Por fin volvía el fútbol. El de verdad, con el que nuestra sangre vibra y por desgracia las situaciones ajenas al fútbol nos afecta el corazón.

Nuestro Vía crucis empezaba en Valladolid aún en el 2022 y venía con la telenovela del Barcelona y Lewandowski, pero ese tema no le afecta al Real Madrid porque las reglas con iguales para todos y la jurisprudencia es marcada por los de siempre, ¿veradad? Pero centrémonos en lo que nos atañe.

El año acababa con un partido de La Liga, esa que es para los fans, de qué tipo sean ya es harina de otro costal. La entrada que llenaba el campo debían de ser de fans extraños, no de los que Tebas asegura no están interesados por el Madrid. Lejos de salsas rosas y más debates mohínos, sobre el campo el inicio fue intenso con un Valladolid muy adelantado sin aparente miedo a lo que tenía delante, craso error… Pero poco duró la alegría de final de año cuando una mano, más clara que el sol, en área rival no fue sancionada. El árbitro hacía gestos de haber sido apoyada en el suelo, pero las repeticiones no mostraban lo mismo y Karim en boca de gol y detrás de la mano que le impidió un más que posible remate, se quedó sin la que hubiera sido la primera oportunidad del partido. El VAR aún presente, no comparecía; igual estaban organizando la cena de empresa con el árbitro porque el partido carecía de interés.

Por otro lado, Vinícius volvía a sentirse en Matrix tras un mes disfrutando de poder jugar al fútbol y bailar; el José Zorrilla no se había olvidado de la matraca acerca del juego provocador del brasileño y actuaron como marca la prensa y la envidia de todo aquel que no puede contar con un jugador como él en su equipo. Esa debe ser la razón por la que siempre estaba rodeado de dos o tres jugadores rivales haciéndole compañía para que no se sintiera solo.

Así, entre pitos y flautas, Courtois realizó un paradón en el minuto treinta y cinco que demostraba una vez más la importancia de tener un muro en la portería, ¿o solo los jugadores de campo pueden disfrutar del toque continuo con el balón? Fuera como fuese el tiempo pasaba, el empate a cero nos(me) ponía muy nerviosa y los jugadores rivales comenzaban a sentir lo que es correr de verdad, por lo que algunos isquiotibiales pidieron descanso antes de tiempo.

La salida de Rodrygo animó a un posible cambio de juego; más alegre y productivo. Por fin las reglas del juego se aplicaron y otra mano (más clara aún que la primera) fue sancionada como penalti. Tras ponernos por delante llegó un baile precioso y maravilloso como el que desplegó Camavinga que terminó en asistencia a Karim consiguiendo su segundo gol. Y eso que aún no tiene ritmo de partidos tras la lesión… Qué malo Benzemalo.

Pocos días después sin haberse recuperado algunos del Así, así, así gana el Madrid y las provocaciones de Vini, llegaba La Copa del Rey a partido único. Dejando a un lado las vías férreas hasta Extremadura, el equipo llegó tras un viaje en autobús sin saber que lo que le esperaba era un patatal.

La intensidad con la que comenzó el partido iba de la mano con las faltas sin ningún miramiento ni sanción, hasta que llegó la primera amarilla, ¡oh, sorpresa!, al equipo blanco. Nuestra alineación era completamente diferente y costó entrar en el partido entre más pitos y faltas. Nos tenían ganas como cualquier equipo pequeño, pero el árbitro se empeñaba en dejar que las faltas no fueran sancionadas y echarles un cable.

Nuestro centro del campo aún seguía con la fiesta de fin de año, y no fue hasta los cambios del míster dando entrada a Valverde (que siempre ha comentado que aprendió a jugar al fútbol en campos así) y Rudiguer, que lo que veíamos en el campo iba cambiando poco a poco. La intensidad de ese rival pequeño, tras un viaje a Nepal en sus botas no parecía decaer, no bajaba en ningún momento. No como la de Hazard que no pareció tenerla en ningún momento. Camavinga creciendo según avanzaba el partido ayudaba al equipo con un Valverde convertido en halcón milenario. Y todo tuvo su fruto cuando Rodrygo driblando a cualquier jugador que se encontrara en el área, anotó el único tanto que subiría al marcador.

Así, entre improperios ajenos, campos de fútbol de los que conseguimos salir vivos y sin lesiones (excepto Odrizola) volvió el fútbol puramente diseñado por Tebas al que seguimos demostrándole que una cosa es hablar y aliarse de forma poco deportiva con algunos equipos, y otra en remangarse y jugar al FÚTBOL, sea en la competición que sea.

El caldo de cultivo ya está hirviendo sean cuales sean los fogones.

Texto: @angiemg82
Foto: CESAR MANSO/AFP via Getty Images

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