Todo Nervio Y Corazón | Al César lo que es del César
¿Os acordáis? Sí, de ese tiempo en el que la prioridad era ir a jugar al parque. Hubiera barro, lloviera o costara encontrar un amigo con un balón que nos gustara. Cuando aún no pensábamos en clasificaciones de Liga, puntos a favor, en contra, goles a favor, etc… ¿Recordáis? Grandes tardes o mañanas en fútbol sin tener clase en el cole y sí muchas ganas de hacer a lo que nos animaba el balón. Esas ganas que ahora se ven lejos de las nuestras en aquella época, lejos de el sentimiento que nos provocaba el fútbol, aún sin pensarlo. Esas hormiguillas que nos recorrían de pies a cabeza y nos encantaban. Nos hacían pensar en nada más que no fuera disfrutar con un balón cuyas únicas reglas eran disfrutar, aún con normas. Siempre con ellas, si no, no había juego que mereciera la pena. ¿No es eso lo que ocurre ahora?
Incluso cuando me senté por primera vez en un banquillo, como parte de la staff de un equipo profesional, los días de lluvia eran los mejores, los más divertidos y en los que más disfrutaba (aunque parte de equipo técnico no fuera del mismo equipo que yo…).
Y llegó el color, los balones de reglamento. Los campos de césped más natural que artificial, los vestuarios con zona médica en diferente sala a la de los jugadores… la evolución, se pensaba. Pero… ¿cuándo se convirtió en involución? ¿Cuándo el deporte fue más importante que la salud? ¿Cuándo se cambió el chip de las prioridades y se nubló el buen juicio? Ese que no tiene, o no debería, tener colores.
Al César lo que es del César, y la opción de Julio Maldonado, Maldini, es una gran manera de seguir teniendo a nuestro alcance el fútbol para quien no tenga otra forma de reproducirlo en sus casas.
El fútbol para, sí, pero la vida sigue. Sigue con cabeza, precaución y haciendo caso de las instrucciones de quienes más saben de esto. ¿Nos unimos?
Texto: @angiemg82