#SentimientoReal | Entrenamiento con público
Se abrieron las puertas del Bernabéu para que el madridismo presenciara un entrenamiento más ante un equipo de Primera División. El Athletic de Bilbao esta vez. Un equipo al que cualquiera le ha marcado goles esta temporada y el Madrid podría haber estado tirando a puerta hasta la hora del desayuno, que no sé habría llevado la victoria. Se tuvo que inventar Cristiano un recurso de genio a disparo de Modric para batir a Kepa, que fue tan bueno como todos los porteros que van al Bernabéu. Ni más ni menos.
Con el cuerpo en Madrid y la mente en Múnich, el Real compareció de nuevo en una Liga que dejó de competir al verla adulterada. Lo más peligroso del partido era Raúl García, no en cuanto a juego, sino por sus malas artes. Por lo demás, fueron noventa minutos que se han visto muchas otras veces esta temporada, sobre todo al inicio de curso.
Debió estirarse más la ovación a Isco después de poner al periodismo deportivo en su sitio. Y lo mismo con Lucas Vázquez. Un aplauso cada vez que tocaban el balón habría sido otra puñalada a los gurús que trabajan en las radios, los periódicos y la tele. Pero se trataba del Bernabéu y en un partido de Liga. Siempre están más ávidos de pitar a un jugador que de reconocerle un mérito. Un público muy entendido, dicen. Y digo público y no madridismo porque el madridista vive, late y sufre más allá del que se sienta cada jornada en el Santiago Bernabéu.
Por el miércoles pasan todas nuestras esperanzas. Nos tienen muchas ganas, pero no nos querían ni ver. Ahí está la temporada entera y otra página de la historia. Después de caer y caer en octavos de final como un equipo menor, ocho años consecutivos ante la posibilidad real de disputar la mayor final a nivel de clubes y, entremedias, tres Copas de Europa. Era impensable. Y lo era porque nadie ha conseguido igualar nuestros éxitos. Eso es lo que somos, un club capaz de lograr las mayores hazañas, lo que los demás sólo pueden soñar el Madrid lo hace realidad.
Texto: @7Sempiterno7
Foto: AS