#SentimientoReal | Abrazando el Lopeteguismo
Después del adiós de Zidane, del mazazo que supuso para el madridismo, paralizando incluso en nuestro fuero interno la celebración de la decimotercera Copa de Europa, no había ni un nombre en el ámbito futbolístico que ilusionara a los madridistas. Los periodistas daban palos de ciegos soltando nombres como quien suelta mentiras, que en el caso de esta maltratada profesión viene a ser lo mismo. No tenían ni idea de nada. Pero hay que vender. Y lo que más vende y lo que más da de comer es un club de fútbol llamado Real Madrid.
Se descontaban los días para el arranque del Mundial cuando, de repente, un comunicado oficial del Real Madrid anunciaba que Julen Lopetegui sería el entrenador del mejor club del mundo una vez finalizara la andadura mundialista de la selección española. Los madridistas nos miramos sorprendidos. ¿Lopetegui? Los periodistas se miraban llenos de ira. ¿Lopetegui? No iban a consentir que se quedara ahí la cosa. Y así lo hicieron.
Esa misma tarde comenzó el mayor ataque a un entrenador, a un profesional, que yo recuerde por parte de la prensa de este país, desde Mourinho, claro. Un ataque organizado a un hombre que hasta hacía un rato era «uno de los suyos», el más cualificado, la persona idónea para llevar a España a ganar su segundo Mundial. Se convirtieron en terroristas de la desinformación, en malas personas. Volvieron a hacer de la selección española su cortijo, su casa de putas, su comida entre amigos. Hicieron fuerza, mintieron, manipularon, sin importarles el daño que pudieran estar haciendo, caiga quien caiga, llore quien llore. El entrenador de España iba a serlo también del Real Madrid y eso no hay periodista que lo soporte. Rubiales tomó nota y mandó a Lopetegui a su casa, al Real Madrid, despojándole del sueño de ser el técnico de su país en un Mundial, un sueño por el que llevaba dos años trabajando. Al presidente de la Federación tampoco le importó mentir y manipular, si se trata de desprestigiar al Real Madrid cualquiera se apunta a la fiesta.
A mí, que desde hace años la selección española ni me llama, ni me representa, ni la siento por culpa de esos terroristas de la desinformación y algún que otro jugador, empezó a importarme más que nunca. Concretamente una mierda. Albergaba la esperanza de que algún día, por muy lejano que fuera, volvería a reconciliarme con mi selección. Ahora siento que me han alejado de ella para siempre. Quieren hacernos creer que es el equipo de todos cuando solamente es el de ellos, el de los periodistas. Ha quedado demostrado que mandan más que el propio presidente.
Para ellos toda entera la selección española, ojalá vuelvan de Rusia tan pronto como lo tuvo que hacer el entrenador que los llevó hasta allí.
En cuanto a Lopetegui, ese nombre que al leerlo en el comunicado nos hizo la misma ilusión que un gol del Barcelona, se ha convertido en una persona muy querida desde ya por el madridismo. Porque lo han querido humillar, porque lo han vilipendiado, porque han mentido sobre él y sobre el Real Madrid, porque han manipulado, porque han tergiversado y porque no han tenido en cuenta que, por encima de cualquier interés y de cualquier odio, están las personas. Entiendo que las últimas Copas de Europa sean difíciles de digerir, de asimilar y de aceptar, pero la humanidad y la empatía debe primar antes que cualquier fobia. Lopetegui podrá ganar o no con el Real Madrid, eso está por ver, lo que está claro es que al madridismo ya se lo ha ganado. Porque quien es capaz de arriesgar su sueño por formar parte de nuestro club, ya es uno de los nuestros. Porque aquel al que los terroristas de la desinformación amenazan, ya cuenta con nuestra defensa. Porque quien considera el día más feliz de su vida cuando el Madrid lo llama, no anda muy lejos de sentir lo mismo que yo.