Sentimiento Real | Roland Garros y la Copa de Europa
El cine y la literatura suelen traernos las mayores historias de amor, pero en el mundo del deporte son el Real Madrid y Rafa Nadal quienes nos descubren el amor más puro. El del Madrid por la Copa de Europa y el de Nadal por Roland Garros. Nadie lucha como ellos por tener entre sus brazos esos trofeos. A nadie más le sienta tan bien esa foto. No existen otros que puedan protagonizar un romance más hermoso.
Rafa Nadal ha conquistado su duodécimo Roland Garros con las mismas armas que el Real Madrid seduce a la Copa de Europa. La perseverancia, el no dar nunca nada por perdido, la lucha constante y hasta el final, una entrega absoluta, la fe más inquebrantable. Allí donde otros desfallecen, el Madrid y Rafa insisten, percuten y, si hace falta, bajan la voz y le dicen al oído: vais a ser míos.
Nadal es patrimonio de España, pero los madridistas lo sentimos muy nuestro por el amor que le profesa a nuestros colores, por las veces que va al Bernabéu como uno más de nosotros y se levanta de su asiento para celebrar los goles. Seguramente por eso también ha encontrado detractores entre los seguidores de otros equipos, especialmente los que más odian al Madrid. Tiene su propio museo, pero no estaría mal que, en un rincón del tour del Bernabéu, se hiciera sitio aunque sea a sus Gran Slam. Al fin y al cabo, Nadal es el Real Madrid de tenis. Rafa convive con los mismos valores que el club blanco, su gen ganador es el que le lleva a repetir doce veces en París y al Madrid trece en Europa. Somos iguales, somos lo mismo: lo más grande que se puede ver en España.
Cuando suena el himno de la Champions, al Madrid le renacen las mariposas en el estómago. Cuando Nadal salta a la Philippe Chartrier el corazón le bombea más fuerte. Han nacido el uno para el otro. Y nosotros siendo testigos cada año del amor que se profesan.