Sentimiento Real | Mi fe en Vinícius
Si en el Real Madrid decidieron que había que ir a Brasil a por un niño llamado Vinícius es porque algo tiene. Ya sé que los que tenemos cuenta en Twitter sabemos más que nadie de fútbol. Unos más que otros, pero somos todos expertos entrenadores, presidentes, directores técnicos e incluso médicos y fisioterapeutas. A Twitter Madrid no se le escapa ni una faceta. Si Paco Jémez quiere dejar de ser un técnico que no deja de descender equipos, lo que tiene que hacer es abrirse una cuenta en Twitter y de ahí, a la Champions. A lo que iba, que algo tendrá Vinícius cuando juega en el Real Madrid, aunque nosotros todavía no lo veamos. Porque nosotros somos más de dar por sentado que Llorente es el que va para crack y Valverde sólo va a ser titular en la Copa del Rey porque es que Zidane no tiene ni idea.
La temporada pasada, triste, desastrosa, llena de sinsabores, larga como el tiempo de descuento en una final de la Champions para el Atleti, Vinícius nos arrojó la alegría y la ilusión que los mayores se encargaban de arrebatarnos cada partido. Nos agarramos a él como a un clavo ardiendo. Lo veíamos con el balón en los pies y sabíamos que ahí iba a pasar algo bueno. Lo sabíamos porque en los pies de los demás no pasaba absolutamente nada. Vinícius fue nuestra esperanza. Y lo sigue siendo.
Lo sigue siendo porque tiene algo. Tiene eso que nos encanta al madridismo, la perseverancia. Vinícius se cae, se levanta, se sacude y lo vuelve a intentar. Así hasta que le sale. Y si no le sale, lo ha intentado mil veces. Nos desespera de cara al gol. Se planta delante del portero y le pasa lo que a Juanfran, que falla. Pero volverá. Y el día que empiecen a entrar va a ser una fiesta. No van a hacer falta luces en el Bernabéu. Todo se iluminará con su amplia sonrisa. Tiene velocidad, tiene regate, tiene chispa, tiene alegría y toda su carrera deportiva por delante. Ojalá triunfe en el Real Madrid.
Le tengo fe. Se la tengo porque veo sus ganas. A veces va demasiado arrebatado. Pecados de juventud. Tranquilo, Vini. Mira a Karim. Algún día tú tendrás esa barba y sabrás darle a la jugada la pausa necesaria. Al fútbol y a la vida.
Foto: PIERRE-PHILIPPE MARCOU/AFP via Getty Images