Sentimiento Real | La celebración de Valverde
Ese Federico golpeando el césped de Mestalla después del gol de Benzema fui yo y fuiste tú. Porque nosotros, que también jugamos cada partido del Madrid a nuestra manera, la emprendimos a golpes contra la mesa, contra el sofá o contra el cuerpo de quien estuviera a nuestro lado.
Esa rabia es madridismo. Esa alegría desmedida es madridismo. Esa euforia es madridismo. Ese no saber qué hacer, ni para dónde ir, ni qué decir es amar al Real Madrid por encima de todas las cosas. En Valverde habito yo, en Valverde habitas tú.
Vale que sólo era un empate, pero olía que apestaba a partido perdido en uno de los campos más antimadridistas. Así que se terminó convirtiendo en un empate que sabía a gloria bendita, a canela en rama. El partido moría y el Madrid lo mató dejando a Mestalla con las ganas. Si no lo celebraste como Valverde, algo falla.
Fede me representa. Ya lo quería, pero después de su celebración se ha multiplicado por mil ese sentimiento. Porque me vi en él, con los puños apretados, con la cara desencajada, viendo pasar delante de mí los noventa y cuatro minutos anteriores. Noventa y cuatro minutos de sufrimiento que terminaron en orgasmo porque Courtois, que padeció a Sergio Ramos en Lisboa en el minuto noventa y dos y cuarenta y ocho segundos, subió para marcar, consciente de que en el Madrid, en este Madrid, se lucha hasta el final.
El gol lo marcó Benzema, pero siempre lo recordaremos por el cabezazo de Courtois y la celebración de Valverde, dejándose la vida en ella, volcando todo su corazón, apurando sus fuerzas, dando el último aliento. Vamos a cuidar a ese uruguayo. Por su fútbol y su sentimiento, vamos a devolverle todo el amor que nos muestra. Porque Valverde somos nosotros, porque es uno de los nuestros y aquí, a quien entra a formar parte de la familia, se le quiere de manera incondicional y para siempre.