Sentimiento Real | Un estadio para cabrearlos a todos
No me imagino a los madridistas de los años 50, cuando se hizo la primera gran remodelación del estadio Santiago Bernabéu, bajo la presidencia del hombre con el mismo nombre que el estadio, jugando al dominó mientras mascullaban:
«La que va a liar el tito Santi con el campo. No vamos a poder fichar a nadie este verano. Y ya veremos los siguientes. No entiendo que haya que modernizarlo ni ponerle más localidades. A este paso es capaz de ponerle luces para que se puedan jugar partidos de noche. Vamos a tener que vender a nuestros mejores jugadores para poder pagarlo. Y ya veréis las entradas. Si ahora le cuesta venir a un madridista de Vallecas, imaginad a uno de Cuenca viniendo hasta aquí para ver un partido. Que se tiene que pagar el viaje, la entrada y el bocadillo».
Y los periodistas de entonces:
«Santiago Bernabéu va a embargar a todo un país para cumplir su sueño, el de construir para el Real Madrid el mejor estadio del mundo. El dinero saldrá del bolsillo de todos los españoles y la deuda se alargará durante décadas».
No me los imagino así, ni a unos ni a otros, simple y llanamente porque antes no había tanto tonto útil, tanto sabihondo, tanto madridista disfrazado, tanto periodismo interesado. El nuevo Bernabéu ha sacado lo peor de los antiflorentinistas, que son casi todos los periodistas y sí, también muchos madridistas, que como somos tantos tenemos que tener de todo.
A mí me encanta cómo se va a quedar el estadio. El fútbol, como la vida, evoluciona, se moderniza. Lo único que no cambia es el sentimiento. Eso es inalterable. Ninguna cubierta rectráctil va a hacer que cambie lo que siento por el Real Madrid. Dentro de unos años, cuando el Bernabéu esté completamente remodelado, nos sentaremos en sus flamantes butacas a precio de riñón, pero pagadas con toda la ilusión, y seguiremos sufriendo con el equipo, siendo felices con ellos, llorando con algunos triunfos y derramando lágrimas con algunas derrotas. No pasaremos ni frío, ni calor, pero el corazón continuará latiendo madridismo. Nada va a cambiar cuando el mejor estadio del mundo sea una realidad. Los madridistas lo seremos siendo y los antimadridistas lo serán más todavía.
Aún estamos a tiempo de tener un último recuerdo del Bernabéu como lo conocemos hoy en día. Hay que ir a hacerse las últimas fotos delante de su cemento. Serán historia dentro de unos años y nosotros habremos tenido la suerte de verlo, de estar dentro, de haber celebrado goles y fiestas de Copas de Europa en sus entrañas. Larga vida al tito Floren.
Foto: AS