Robinho | Lo que fue y lo que no pudo ser

24 marzo 2020 - 10:00
Robinho | Lo que fue y lo que no pudo ser

En época de cuarentena y aislamiento, sin un partido de nuestro querido Real Madrid que llevarnos a la boca, es complicado saber de que hablar ante la falta de actualidad. Son momentos para la nostalgia y los recuerdos, sobre todo de épocas pasadas de nuestro club y jugadores que han vestido la camiseta blanca. Es el caso del protagonista de mi artículo, que no es otro que Robson Da Souza, alías Robinho. Un jugador sobre el que se ha hablado mucho, aunque en mi humilde opinión haya sido siempre con pocas verdades de por medio.

La primera prueba para detectar lo injusto que suele ser el análisis del paso de Robinho por el Real Madrid es la típica frase que leemos o escuchamos al aparecer cualquier jóven con talento en Brasil: «o es un crack o el nuevo Robinho». Les confieso que siento deseos de volverme loco cada vez que oigo eso. En primer lugar porque ponen al ex-jugador del Real Madrid como un pufo y un fracaso, algo que está muy alejado de la realidad. Y en segundo lugar porque parece una ofensa para los Vinicius y Rodrygo de turno que sean comparados con Robinho, cuando hablamos de uno de los jugadores con más talento que hubo en el mundo durante varios años. Ojalá cualquier jugador fichado de Brasil por el Real Madrid tenga, como poco, las condiciones de Robinho.

No es popular decirlo, pero en mi opinión el paso de Robinho por el Real Madrid fue notable. Sí, han leído bien: notable. Una cosa es lo que algunos esperaban de él (poco menos que a Pelé reencarnado en jugador del Real Madrid) y otra atribuirle al jugador una presión que no le corresponde. La pregunta sería muy sencilla: ¿fue bueno el rendimiento de Robinho en sus 3 años en la capital de España? Yo no tengo dudas: fue bueno, y por momentos extraordinario. Le costó adaptarse y llegó a un club que nada tiene que ver con el actual. Por ponernos en situación: 3 años sin ganar títulos, un equipo envejecido, el presidente dimitiendo a mitad de temporada y el habitual cambio de entrenador de la época. Y no un entrenador cualquiera, sino Vanderlei Luxemburgo, uno de sus grandes valedores. Pedir a un jugador que sea Pelé en esas circunstancias es muy injusto, y más si ese chico jóven que había aterrizado en Madrid fue de los pocos que dio la cara y se salvó en una temporada muy gris.

Llegaba su segunda temporada, de nuevo en un club con cambios: Capello nuevo entrenador, Ramón Calderón nuevo presidente (con todo lo que ello supuso) y numerosos cambios en la plantilla. Puede que de sus 3 temporadas fuera la más floja (en la anterior fue el segundo máximo goleador del equipo con 8 dianas, en esta se quedó en 6) pero si uno echa la vista atrás, se encontrará con una exhibición del brasileño ante el Barcelona, con Zambrotta quedándose sin cintura, y también con numerosos partidos revolucionados desde el banquillo. Pero el punto de inflexión llegaría en la segunda vuelta, con Robinho titular y jugando cada vez mejor, siendo titular ya con toda una selección brasileña y ganando su primera liga con el Real Madrid. A esas alturas, nadie en el madridismo pensaba que Robinho era una decepción o un mal fichaje. ¿Podía haber dado más? Sí, pero su nivel en una situación para nada fácil fue más que decente. Seguramente muchos de los que entonces le apoyaban, ahora consideran que fue un «bluff».

Después de eso, llegaría aquella Copa América en 2007 en la que Robinho fue campeón ante la Argentina de Messi, se llevó el premio al mejor jugador del torneo y también fue el máximo goleador del mismo. Logró un hat-trick, fue el mejor jugador de la mitad de los partidos y llevó al título siendo un chaval a una selección brasileña sin grandes estrellas, puesto que no fueron los Ronaldo, Ronaldinho, Kaka, Adriano y ese largo etcétera de grandes jugadores de la época. ¿Un fracaso de jugador ganando la liga y la Copa América de esa manera en la misma temporada? No cuela. En ese momento no había 10 jugadores con más nivel que Robinho en el panorama futbolístico. ¿No firmarían ustedes que Vinicius, por ejemplo, fuera top-10 del mundo durante unos años en el Real Madrid? Yo desde luego sí.

Pero faltaba verle al nivel de esa Copa América en el Real Madrid, y no tardaríamos en verlo. Un servidor se puede permitir afirmar lo siguiente: en el tramo que va desde octubre del 2007 a feberero del 2008, Robinho fue uno de los 5 mejores jugadores del mundo. Esta afirmación serviría seguramente para llevarme insultos y emoticonos de risitas ante tal barbaridad, pero eso es fruto únicamente de como nuestra mente recuerda el fútbol de hace años. Robinho tiró del carro en un Madrid líder de la liga, se pasó por la piedra a todos los rivales en la fase de grupos de la Champions y había logrado 9 goles y 4 asistencias en apenas media vuelta liguera, sin ser ni mucho menos un futbolista de área, sino un extremo. Los habituales del Bernabéu por aquel entonces sabrán que lo digo es cierto. Ningún jugador levantaba al estadio como él, ninguno era tan desequilibrante y su nivel no estaba para nada alejado de los grandes jugadores de esos años. Pero, ¿por qué solo hasta febrero? Por una inoportuna lesión que perjudicó gravemente a un equipo que acabaría ganando la liga, pero eliminado en octavos de final por la Roma en la Champions. Pero ese tramo maravilloso del brasileño, unido a su buen nivel en las 2 temporadas anteriores, sirve para desmontar las mentiras vertidas sobre su paso por el Real Madrid.

Habiendo dejado claro que Robinho no fue lo que muchos pintan, habría que analizar lo que pudo ser y no fue. Porque sí, una cosa es defender que su paso por el club de Chamartín no fue ni mucho menos un fracaso, y otra negar que pudo haber sido aún mejor. ¿Cuál fue el problema? La cabeza del jugador. O la inexistencia de cabeza, mejor dicho. Eso, unido a una pésima gestión del club, que le puso en el mercado primero porque pensaban que llegaría Cristiano para después ofrecerle la renovación, acabó con la prometedora carrera del brasileño tanto en el Real Madrid como en el fútbol de élite. Quien sabe lo que hubiera sido de la temporada 2008-2009 si hubiéramos contado con Robinho. Y quien sabe que nivel hubiera alcanzado el brasileño con algo más de cabeza y paciencia, sin dejarse seducir por el dinero del jeque del Manchester City, por entonces iniciando su andandura en el fútbol. Fue el principio del fin para un Robinho que podría haber estado muchos años más en el Real Madrid, y a tenor de los acontecimientos, siendo un jugador importante. Porque, pese a que muchos lo nieguen, durante bastante tiempo lo fue y no al nivel de un cualquiera precisamente.

En conclusión, no debería ser ninguna ofensa la famosa frase de «el nuevo Robinho». Algo que no debería estar reñido con reconocer que se esperaba más de su carrera y de su paso por el Real Madrid. Aún a riesgo de ser tachado de loco, me gustaba Robinho, me gustó su paso por el Real Madrid y firmaría que nuestros nuevos mirlos tuvieran el mismo nivel y un poco más de cabeza. Es el ejemplo perfecto de como el tiempo distorsiona los recuerdos del aficionado, y tacha de pufo a un jugador capaz de liderar a su selección en una Copa América de forma increíble, o levantar durante mucho tiempo al Bernabéu en todo un Real Madrid campeón de liga. Yo lo tengo claro: ojalá muchos fichajes de la calidad de Robinho en los próximos años.

Colaborador de #MadridistaReal. Cubre la actualidad del Real Madrid Castilla.

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