El Rincón de Apple Tree | Llegar cuando te lo propones

7 mayo 2019 - 09:56
El Rincón de Apple Tree | Llegar cuando te lo propones

Hobbiton, La Comarca a 21 de septiembre del año 3001 de la tercera edad. Frodo Bolsón sale al encuentro de Gandalf el Gris:

-Frodo: llegas tarde

-Gandalf: un mago nunca llega tarde ni pronto, Frodo Bolsón. Llega justo cuando se lo propone.

Así comienza en pantalla “La Comunidad del anillo”, primero de los libros de la conocida obra de J.R.R. Tolkien “El Señor de los Anillos” y así parece haberse planificado el Real Madrid este año. Y fundamentalmente algunos jugadores de la plantilla.

En un baloncesto europeo (para equipos de Euroliga), cargado de partidos y de viajes que lastran los cuerpos de los jugadores y de lesiones “inoportunas” (¿cuándo no lo son?), se hace imperativo una planificación física y hasta mental de los equipos para llegar a pleno rendimiento en los meses en los que se juegan los grandes títulos. Y mayo es el mes en el que se juega “el título”: La Euroliga. Ese título que otorga un estatus superior y un parche dorado (¿para cuándo algo igual en ACB?) que luce orgulloso el equipo campeón durante la temporada de reinado.

Durante el ciclo de Laso al frente del Real Madrid, se ha visto evolucionar al equipo y al cuerpo técnico en la planificación de las temporadas. Ejemplos, para lo bueno y para lo malo, de esta planificación se han dado en diferentes años. El caso más claro, en lo negativo, fue la temporada 2013/2014. Un juego excelso en la fase regular repartiendo palizas sonrojantes por doquier incluso hasta la semifinal con el Barcelona. El golpe fue tan fuerte que duró hasta la final ACB con el icono instantáneo de Laso en silla de ruedas como guinda. Laso le daría vueltas a todo lo ocurrido durante su recuperación en ese verano y como resultado consiguió una “Temporada Perfecta” ganando todo lo ganable en la temporada siguiente.

Imagino que esa planificación se ha usado como modelo a partir de entonces. Este año el equipo ha jugado con “gestión de esfuerzos” durante gran parte de la temporada. Se ha visto en determinados partidos de una manera escandalosa, obteniendo resultados en contra abultados incluso con equipos alejados en la clasificación. Es igualmente evidente que competir al máximo nivel durante todo el año es imposible y si lo haces, llega un momento en que el motor gripa o la gasolina se acaba. El equilibrio es difícil y debe gestionarse tanto colectiva como individualmente. El equipo no puede perder de vista la clasificación y cada jugador ha de tener un rendimiento aceptable, pero sin pasarse, como en el precio justo. La alquimia es harto complicada hasta para un mago que ha cruzado ya Mordor varias veces.

Y ahí quiero llegar. Además de ese plan trazado por el entrenador, el desempeño de cada jugador no tiene por qué seguir la evolución marcada por y para él. Cada uno tiene sus propias variables: forma física, lesiones, familia, estado anímico que facilita o dificulta seguir lo propuesto por el entrenador. Parece que esta temporada se está logrando y la pócima va por el buen camino. Hemos podido comprobar cómo jugadores que no andaban finos se han ido sumando al carro del “estoy listo”. A destacar, los siguientes:

Facu Campazzo: cuando andaba pegado con el tiro, desquiciado con la dirección y más se le necesitaba tras la lesión de Llull, nos regaló unos playoffs de Euroliga magistrales. Mención especial a Laso que lo mantuvo jugando en Las Palmas al ver señales de vuelta al buen juego cuando tocaba un “cambio robótico”. Le hizo jugar toda la segunda parte y la magia volvió.

Jeffery Taylor: nada más que añadir a lo que ya escribí sobre él en este artículo.

Fabien Causeur: quizá el caso más escandaloso pues este año ha estado entre irregular y flojo, pero ha llegado mayo y en Burgos, este fin de semana, metió 20 puntos jugando 12 minutos como diciendo “Je suis preparé”.

Y es que el trabajo técnico de un equipo debe incluir algo más que conjuros en forma de jugadas o entrenamientos al grito de “¡corred insensatos!”. La planificación se ha convertido en un elemento importante de cada temporada donde lo primordial es “llegar cuando lo propone el mago/entrenador” y no hasta donde el cuerpo y la mente de los jugadores lo permitan. Y ejecutado el plan, las batallas hay que librarlas, que en esto del deporte (y en una Final Four más) no te garantiza que vayas a derrotar a las hordas enemigas.

Foto: Cadena SER

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