#Reportaje | Nacho Fernández: ADN Blanco
Un 18 de enero del año 1990, nace en la localidad de Alcalá de Henares, Madrid, D. Ignacio Fernández Iglesias. Si, D. Ignacio, porque la personalidad del “6” del Real Madrid, C.F. así lo atestigua, es un caballero, y es un señor.
Desde sus primeros pasos en el colegio San Gabriel, Nacho dejaba entrever una personalidad marcada, una personalidad diseñada para alcanzar las más altas cotas, un alma de líder.
Nacho es un alcalaíno de pura cepa, amante de su tierra, orgulloso de sus orígenes y amigo, muy amigo, de los suyos, de los de siempre.
Ya desde muy pequeño, en esos primeros pasos en el fútbol base de la ciudad complutense, se veía que Nacho era un jugador diferente, despuntaba en todo, era rápido, iba bien de cabeza, tenía buena técnica, alto para su edad, pero no era eso lo que más destacaba de él, lo que le hacía ser diferente era su responsabilidad, su dedicado esfuerzo, su constancia en el trabajo, Nacho, con apenas 9 o 10 años, era un capitán con todas las letras.
Estas destrezas hicieron que sus padrinos le llevaran a probar en el club de sus amores, en el Real Madrid, C.F. Ese día, lejos de demostrar los nervios que atesora cualquier niño en un momento como ese, Nacho brilló, él había nacido para estar en ese club. Desde ese primer día, el Real Madrid, C.F. supo que ese niño, tenía su hueco en la cantera blanca y así se lo hizo saber a su padre, después de un año compartiendo entrenamientos con el Real Madrid, C.F. y otros con el equipo de la A.D. Complutense Alcalá, D. Vicente Del Bosque, otrora responsable de las categorías inferiores del club, tuvo una conversación con José María, el padre de Nacho y le dijo: “Queremos que Nacho se quede y vamos a hacerle ficha con el Real Madrid.”
La decisión del club trajo consigo un autentico “calvario” para la familia Fernández, en formas de horas de tráfico, de deberes hechos en el asiento de atrás del coche materno, de recorrer los 30 kilómetros de ida y otros tanto de vuelta entre la ciudad de Cervantes y la ciudad deportiva del Real Madrid, C.F. y todo esto no sólo se hacía por Nacho, sino que Alex, su hermano pequeño, siguió sus pasos y entró en las categorías inferiores del club. La familia Fernández tenía a los dos hermanos en el Real Madrid, C.F., pero lejos de entronizarlos, lejos de llenar sus cabezas de loas, supieron mantener los pies en el suelo de dos magníficos chavales rodeados de una magnífica familia.
En medio de este crecimiento, Nacho recibe una noticia desesperanzadora, tras algún tiempo sufriendo trastornos físicos, su madre, decide consultar a un pediatra donde el pequeño de 12 años es diagnosticado de diabetes. Después del lógico revés que supuso la noticia para Nacho, sobre todo por la prescripción de un desalmado que le recomendó que dejara de practicar deporte, la enfermedad no hizo más que refrendar su personalidad, acentuar el tesón que le pone a las cosas, enfatizar ese poder de sacrificio y magnificar esa alma guerrera que tiene el central blanco.
La primera gran alegría que el fútbol le tiene preparada a Nacho no es otra que el ascenso que viviría con el Real Madrid Castilla, y que compartió con su hermano Alex en la plantilla y varios de los que son sus compañeros y amigos a día de hoy. Esa temporada 2011-12, de la mano de José Alberto Toril, los Carvajal, Alex Fernández, Lucas Vázquez, Morata, Jesé y Nacho como capitán, ascendieron al filial blanco a la categoría de plata del fútbol español, con un juego vistoso y una plantilla llena de grandes talentos.
Sus actuaciones en el filial no pasan desapercibidas para el primer equipo, concretamente para su entrenador, José Mourinho, quien le haría debutar el 23 de abril de 2011 en Mestalla, cuajando una actuación más que notable y acabando el partido acalambrado por el esfuerzo, el mismo esfuerzo que demuestra en cada una de las actuaciones que viste la camiseta del Real Madrid, C.F.
El verano 2012 no lo olvidará Nacho. José Mourinho decide llevarse a la pretemporada del equipo madridista a los hermanos Fernández. Esa misma temporada debutarían los dos en un partido de Copa frente al Alcoyano, después sus caminos se separarán, quedando Nacho en el equipo blanco y Alex partiendo a buscar más fortuna, en primer momento, al R.C.D. Espanyol.
La temporada 2013-14, primera temporada como jugador de la primera plantilla, Carlo Ancelotti muestra su debilidad por el canterano diciendo: “Nacho es intocable…”, y es que desde que Nacho es jugador profesional, han sido muchos los cantos de sirena que llegan hasta sus oídos, cantos que, ni club, ni jugador, han dado relevancia sabiendo que, el futuro del Real Madrid, C.F. y el del jugador alcalaíno debe quedar unido para siempre.
Todo lo que viene después de esta primera temporada son momentos inolvidables para el “Kaiser”, como le gusta llamarle a su hermano Alex. El central vivirá en Milán uno de los partidos más especiales de su carrera. El Real Madrid, C.F. juega la final de la Champions League contra el Atlético de Madrid, Nacho vivirá esta final desde el banquillo, no podrá ayudar al equipo desde el terreno de juego, pero el Real Madrid, C.F. vuelve a proclamarse Campeón de Europa y Nacho será padre el mismo día por 2ª vez.
Desde entonces no ha dejado de contar para todos y cada uno de sus entrenadores, primero Ancelotti, después Benítez y por supuesto con Zinedine Zidane, Nacho siempre es un jugador importante para la valiosísima plantilla merengue. Su compromiso y versatilidad son pieza clave para erigirle en uno de los jugadores imprescindibles del vestuario blanco. El año de su asentamiento en Primera División, Nacho jugó algo más de 800 minutos, que no son pocos, esta última temporada de la mano de “Zizou” ha jugado más de 2.000, colocándose por encima de jugadores tan importantes para el club como Luka Modric o el mismísimo Gareth Bale.
Hoy le podemos ver defendiendo la elástica nacional en el Mundial de Rusia 2018, hoy Nacho es un jugador fundamental con cualquiera de las camisetas que defienda, ya queda lejos aquello de: “Nacho siempre cumple”, no Nacho es “crack” y muy pronto será el capitán que lleva dentro, igual que su ADN, ADN Blanco.
“Orgullo. Un oficial sin orgullo no es nada”
(Santiago Posteguillo, Las Legiones Malditas)
Texto: Pedro González
Foto: ESPN