#Reportaje | Lucas Vázquez, el expreso de Curtis
El 1 de julio de 1991 nace en Curtis, A Coruña, D. Lucas Vázquez Iglesias. Enamorado de una pelota, desde pequeño, todos los que le rodean ven en Lucas algo especial, algo que hacía que ese niño morenito que jugaba con el balón en el callejón de la Rúa Concepción Arenal, fuera especial.
Sus primeros pasos como futbolista los da en el equipo de su tierra, el C.D. Curtis, donde destaca por encima de todos, y desde donde reclama la atención de uno de los equipos de la cantera gallega más importantes, el Ural, C.F. Allí, Lucas tampoco pasará desapercibido, siendo un crío de 15 años, era temido por los equipos rivales donde militaban ya chavales de 18 y 19 años, ya que, su desparpajo, calidad y gol, sobresalía, y de qué manera, entre todos sus rivales.
Esa manera tan fulgurante de hacerse un hueco en el fútbol coruñés, levanta el interés del Deportivo de la Coruña, quien se pondrá en contacto con Tino, padre de Lucas, para contar con los servicios, en las categorías inferiores del club herculino, de este pequeño curtiense que traía de cabeza a las defensas de la provincia de A Coruña.
Pero, bien por pensar Tino que Lucas es demasiado joven para una aventura fuera de casa, bien porque el propio Lucas no tiene el convencimiento absoluto de emprender esa aventura con el club de la Playa de Riazor, o bien por el madridismo de cuna que profesa la familia, decidirán esperar un tiempo, algo determinante en el futuro del chaval.
Esa espera, esa protección familiar bien entendida, dio sus frutos. Miguel González Martín del Campo, “Michel”, se pone en contacto con la familia Vázquez para que el pequeño Lucas viaje a Madrid a pasar las pruebas del equipo de su corazón, y, por ende, a entrar a formar parte de las categorías inferiores del mejor club del mundo.
Esos primeros pasos de Lucas en Valdebebas, incluso con la carga de haber dejado atrás a su familia, a su inseparable hermano, serán tan fulgurantes como todos esos primeros pasos que el extremo gallego fue cumpliendo a lo largo de su formación como futbolista.
Lucas entró a formar parte de una generación de chavales nacidos entre los años 1991 y 1992 que lograrían marcar un hito en la historia de las categorías inferiores blancas, proclamándose campeones de la Copa de España y campeones de la Liga juvenil. Los Morata, Sarabia, Nacho y Alex Fernández, Dani Carvajal, Rodrigo Moreno y Lucas Vázquez, harán las delicias de los aficionados y formarán un equipo para el recuerdo y una generación de amigos para toda la vida.
En estos años, el entrenador de los filiales madridistas Manolo Díaz, reconvertirá la posición de Lucas y, de jugar en las posiciones más adelantadas del equipo, hará de él un extremo derecho con verticalidad, con desborde, con velocidad y, lo que es más importante: con sacrificio y trabajo.
Pero para triunfar en el Real Madrid, no sólo en su primer equipo, sino, para destacar en sus categorías inferiores, Lucas pasará por momentos complicados, momentos que solo un luchador como él será capaz de superar.
En su primera temporada con el Real Madrid Castilla, temporada exitosa para el filial blanco ya que logrará el ascenso a la Segunda División española, Lucas no pasa por su mejor momento deportivo. No cuenta apenas para el entrenador blanco José Alberto Toril, llegando a sumar, tan solo, poco más de 500 minutos a lo largo de la temporada. En esos momentos, Lucas, pudiendo tirar la toalla y pedir salir del equipo, pudiendo incluso volver a su Coruña natal y dejar atrás un objetivo, un sueño, hizo todo lo contrario, lo que él pensó que más necesitaba: TRABAJO.
Lucas se puso en las manos de un entrenador personal, convirtiéndose en el atleta que conocemos y fortaleciendo una mentalidad a prueba de bombas.
Tras lograr superar el bache y, empezando a contar con más ritmo en el filial blanco, Lucas vive uno de los días más importantes en su carrera. El jugador gallego debuta con la 1ª plantilla del Real Madrid, C.F. El 24 de julio de 2012, José Mourinho le haría debutar en un amistoso contra el Oviedo y el canterano no defrauda, marca su primer gol defendiendo el escudo del primer equipo.
Pero aun la realidad de Lucas quedaba en el Real Madrid Castilla, la segunda temporada que pasaba en el filial blanco la terminará portando el brazalete de capitán y demostrando que ha llegado a las puertas del cielo y no piensa parar hasta derribarlas.
La demostración realizada durante esa última temporada en el filial, junto con la durísima competencia que en los puestos delanteros tiene en el Real Madrid, C.F., hace que varios equipos de primera división “echen sus redes” intentando la contratación de Lucas Vázquez, algo que, finalmente, logrará el R.C.D. Espanyol.
Su año en el equipo barcelonés no pasa desapercibido para nadie. El equipo “periquito”, convencido de ejercer su derecho de compra, se pondrá en contacto con el agente del jugador, Ginés Carvajal, pero el futuro le deparará una sorpresa a Lucas y, a tan solo quince días de volver a los entrenamientos con el club de la ciudad condal y convencido de ello, recibirá la llamada del Real Madrid, C.F. comunicando la decisión de club y entrenador, por aquel entonces Rafa Benítez, de que Lucas Vázquez Iglesias forme parte del equipo blanco. El sueño se había cumplido y tanto Lucas, como su familia, creían tocar el cielo, no podrían imaginar lo que el talento de este chico aun les depararía.
Tras unos comienzos de toma de contacto, nunca es fácil para un canterano coger el ritmo de competición y de lucha por un puesto con las mayores estrellas del mundo del fútbol, Lucas irá poco a poco ganándose la confianza de sus entrenadores y el cariño de la afición merengue.
Ese cariño lo va forjando el “17 blanco” con apariciones estelares con el equipo, todos recordamos el golazo de cabeza que Lucas le endosa al Rayo Vallecano en Liga, la diagonal que le tira al Villarreal en el Bernabéu para anotar otro espléndido gol o las decenas de galopadas que realiza Lucas en el alambre de la banda derecha de Chamartín, recordando a los extremos de toda la vida.
Pero el pequeño Lucas, desde Curtis, desde Coruña, ganó el corazón de la hinchada blanca un 28 de mayo de 2016. El Real Madrid, C.F. jugaba su segunda final de la Champions League en tres años, de nuevo contra el rival de su ciudad, el Club Atlético de Madrid, S.A.D. El partido discurre con empate a un gol en el marcador y, Zinedine Zidane, entrenador del Real Madrid, C.F. da entrada en el terreno de juego a Lucas en el minuto 77, reemplazando al francés Karim Benzema.
El partido se va a la prórroga y Lucas sería uno de los jugadores más destacados del equipo blanco, llegando, atreviéndose, desbordando y luchando para conseguir adelantar a los suyos, sin recompensa. El partido muere y se llega a la fatídica tanda de penaltis.
Todos y cada uno de los madridistas vivíamos esos momentos con el corazón en un puño, todos menos uno. Llegado el momento del primer lanzamiento, los aficionados descubrimos que quien va a ser el encargado de tirar el primer penalti no es un jugador balón de oro, no es uno de los capitanes del equipo, ni siquiera es uno de los experimentadísimos jugadores especialistas en el lanzamiento de penaltis que tiene el equipo madridista, no, el encargado de lanzar ese importantísimo penalti será, Lucas Vázquez.
Tengo que confesar que la sorpresa que me invadió fue proporcional a la incredulidad que me invadía. No podría creer que el encargado de ejecutar ese tan importante lanzamiento fuera un chaval recién llegado al primer equipo, un canterano.
Pero Lucas cogió el balón en el centro del campo y se dirigió al punto de penalti como el que se dirige a jugar con su hermano y su primo allá en las calles de Curtis, jugando con él, haciéndolo girar sobre su dedo, al mismo tiempo que sobre su dedo giraba todo el planeta fútbol.
Llegó al punto de penalti, besó el balón como el que besa a un ser querido con la certeza de que no le va a fallar, de que pronto volverán a estar juntos. Toma carrerilla, chuta con el interior de su pié derecho y… el corazón de los madridistas tiene un héroe más, tiene otro emblema, tiene un luchador, un guerrero, uno de los nuestros. Tiene a Lucas Vázquez.
El Real Madrid, C.F. lograría imponerse al Atlético de Madrid en esa tanda de penaltis y con ello, llevar la undécima Copa de Europa a las vitrinas del ya repleto museo del coliseo de La Castellana.
Lucas nos ha dejado muchos otros momentos para el recuerdo en las temporadas posteriores a esta. No podemos olvidar el pase a Cristiano en el Parque de los Príncipes, tampoco podemos dejar atrás su prodigiosa intervención en los minutos finales de la eliminatoria ante la Juventus de Turín en el Santiago Bernabéu, ni la galopada junto a su compañero Marco Asensio para poner el 0-2 en Munich, y es que a Lucas Vázquez, le quedan muchos años, muchas alegrías, muchas tardes de gloria con nosotros, muchos sueños, porque, como le gusta decir al extremo madridista:
“Los sueños, no tienen límite”.
Texto: Pedro González
Foto de portada: Libertad Digital