#Reportaje | Comandante Casemiro
Un 23 de febrero de 1992, en Sao José dos Campos, Sao Paulo, nace D. Carlos Henrique Casimiro. Proveniente de una familia humilde, y el mayor de tres hermanos, Carlinhos, como le llamaban en sus inicios futbolísticos, se hacía cargo de los pequeños mientras su madre trabajaba de sol a sol para sacarlos adelante.
Esa infancia dura y llena de infortunios, forjará el hombre que conocemos, forjará un duro carácter, forjará un tremendo profesional y un infatigable trabajador.
Tras dar sus primeros pasos en las categorías inferiores del Sao Paulo, en 2010 debutará con el primer equipo, algo que, después de brillantes actuaciones, le haría ir convocado con la Selección Nacional de Brasil sub-20 en el Campeonato Sudamericano de 2011.
En dicho campeonato Casemiro entró en el 11 ideal del torneo, compartiendo alineación con jugadores de la talla del exjugador del F.C. Oporto y Real Madrid, C.F., Danilo, Lucas Moura, ahora en las filas del Tottenham Hotspur y un tal… Neymar Jr.
Su actuación, como no podía ser de otra manera, llamó la atención de ojeadores y técnicos de media Europa, pero fue el Real Madrid, C.F., de la mano de su otrora entrenador José Mourinho, quien dio el primer paso para hacerse con los servicios del medio paulista.
Estos pormenores, que lo fichara el Real Madrid, C.F. y que, además, el jugador viniera acreditado por José Mourinho hizo, como no, que las hordas antimadridistas que sostienen las plumillas más cotizadas del país, centraran sus iras en el fichaje tachándolo de atentado a la cantera blanca.
En aquel momento, su representante, Joseph Lee, al ser preguntado por los periodistas dijo: “Casemiro no viene a jugar en el “B”, sino que viene a adaptarse…” y es que el centrocampista blanco ya había disputado algún partido con la absoluta brasileira.
Tras dejar buenas actuaciones en el filial madridista, José Mourinho le hará debutar un 20 de abril de 2013 contra el Real Betis Balompié.
El 14 blanco, si el 14, ese es el número que Casemiro ha escogido para defender los colores madridistas, un número para los elegidos, tuvo un debut que sorprendería al aficionado de a pie. En un partido que acabaría ganando el conjunto blanco por 2 goles a 0, Casemiro hizo lo que sabe, jugar, jugar al fútbol, y mucho. Cortó, distribuyó, se asoció, mandó a sus compañeros, los colocó, llegó a puerta… un partido que no dejó indiferente a nadie, un partido que sorprendió a todos menos a uno, a su entrenador, al que apostó por él y le trajo al club de Concha Espina.
Pero no todo fueron caminos de “vino y rosas” para Casemiro, nada en su vida lo ha sido y todo se lo ha ganado como mejor sabe: Esfuerzo y trabajo.
Casemiro pasó la siguiente temporada a la sombra del “trivote” que elegiría Carlo Ancelotti para llevarse la ansiada “Décima” en la temporada 2013/14, un trivote formado por Xabi Alonso, Luka Modric y Angel Di María, casi nada. Pero no debemos olvidar que, en parte gracias a él, el equipo blanco pudo llegar a semifinales de Champions tras una espectacular exhibición de derroche físico, sacrificio y, sobre todo, temperamento y carácter en el temido Signal Iduna Park de Dortmund. Una primera parte para olvidar y un inicio de la segunda no menos malo, hicieron que el entrenador italiano mirara al banquillo en busca de soluciones que pararan esa sangría blanca en el terreno de juego y únicamente vio una: “¡Casemiro, calienta!”.
Tras esta temporada sin apenas protagonismo, Casemiro sale cedido al F.C. Oporto en busca de minutos, en busca de reivindicarse y decir: “Aquí estoy, he venido, he luchado para llegar… y no me voy a rendir”.
En el equipo de la cuenca del Duero, Carlinhos vuelve a demostrar el jugador que es, decisivo en el campo, importante para los compañeros y con unos galones impropios de un jugador de su edad.
Esto le vale para volver al equipo de sus sueños y, ahora si, establecerse en el centro del campo de Chamartín.
Tras su vuelta, y debido al no tan buen juego del equipo y las constantes presiones externas por parte de la prensa, es cuando menos curioso que, el entrenador que por aquel entonces ostentaba el cargo, Rafa Benítez, decidiera sentarle en un partido transcendental para el equipo, donde, a la postre, saldría vapuleado contra su eterno rival. Esa derrota trajo consigo la destitución de Benítez y propició la llegada de Zinedine Zidane. Pero lo más curioso es que, guiado por las mismas presiones, Zizou sienta en el banquillo a un Casemiro, que en los primeros partidos del galo como entrenador, había sido importante para él, y el brasileño no juega el “derby” frente al Atco. de Madrid. El Real Madrid, C.F. vuelve a perder.
A partir de ese momento, Zidane no dudará quién es un fijo en su once, no dudará quién es un pilar fundamental de su equipo y no dudará quién no le va a fallar nunca.
El 14 blanco nos ha dejado actuaciones que se alejan de la vistosidad de cracks, se alejan del halago, se alejan de los focos, pero de donde no se alejan es del agradecimiento de sus compañeros, del reconocimiento de sus entrenadores y del corazón de los madridistas.
En la retina de todos nosotros quedará para siempre ese gol marcado en el Millenium Stadium de Cardiff, ese balón rechazado a más de 25 metros de la portería juventina, esa carrera hacia el esférico desde Sao José dos Campos para enganchar un balón con toda su alma que se colaría pegado al palo derecho de la portería de Buffon, ese gol de Casemiro, ese gol de nuestro Comandante.
Texto: Pedro González Sánchez
Foto de potada: AS