Florencia Tan Jun/Getty Images
Cualquier rival que logre llevar el balón a los costados sabe que puede encontrar oro en el área blanca
El Real Madrid ha comenzado la temporada con luces y sombras bajo el mando de Xabi Alonso. A pesar del talento individual y la calidad de su plantilla, el equipo muestra una debilidad recurrente que preocupa tanto a cuerpo técnico como a la afición: los centros laterales y las jugadas a balón parado. Un aspecto del juego que, lejos de ser puntual, se ha convertido en una tendencia clara y peligrosa.
El reciente derbi madrileño ante el Atlético puso en evidencia, una vez más, la dificultad del Real Madrid para defender centros laterales. En ese encuentro, los de Simeone explotaron sin piedad las bandas, con la estrategia clara de cargar el área de balones aéreos. La apuesta dio resultados inmediatos: gol de Le Normand en remate imponente tras un córner, superando en el salto a Tchouaméni. Gol anulado de Lenglet, también en una acción a balón parado, invalidado por mano, pero que generó el mismo sufrimiento defensivo. Y gol de Sorloth, otra vez centro lateral, otro cabezazo que superó a los centrales blancos.
Lo más preocupante es que este patrón no se limita al derbi. En la jornada 3 de Liga, Vedat Muriqi ya castigó al Real Madrid con un gol idéntico para el Mallorca, ganando en el área con un cabezazo que evidenció las carencias en la defensa aérea. En total, ya son tres tantos encajados de la misma forma en lo que va de temporada, además de otras ocasiones claras concedidas bajo el mismo guion.
Lo inexplicable de esta debilidad está en los nombres propios que forman la retaguardia blanca. El Real Madrid cuenta con algunos de los defensores más poderosos del mundo en el juego aéreo: Éder Militao, rápido y fuerte al choque; Antonio Rüdiger, imponente en duelos físicos; Aurélien Tchouaméni, un mediocentro reconvertido en central con gran capacidad para ganar balones aéreos; Dean Huijsen, joven central que también destaca por su envergadura.
Sin embargo, pese a disponer de perfiles idóneos para imponerse en el juego aéreo, el equipo no logra coordinarse ni en la marca individual ni en la defensa zonal. Los rivales encuentran espacios y ganan duelos en situaciones que deberían estar bajo control.
La obligación de Xabi Alonso es evidente: trabajar en los entrenamientos las situaciones de centros laterales y balones parados. La defensa blanca necesita mejorar la coordinación en las marcas, la agresividad en el salto y, sobre todo, la atención en segundas jugadas.
Si el Real Madrid quiere mantener su condición de candidato a todo, deberá corregir de inmediato este defecto estructural que ya se ha convertido en su talón de Aquiles. De lo contrario, los rivales seguirán encontrando en el juego aéreo la llave para abrir la portería de Courtois.