REAL MADRID
El Real Madrid Baloncesto consiguió el martes evitar la eliminación y, más importante todavía, recuperar sensaciones. Lo hizo desde la defensa, con intensidad, rotación profunda y varios nombres propios que se salieron del guion habitual: Abalde, Feliz o Garuba fueron claves para frenar a un Olympiacos BC que había dominado los dos primeros encuentros.
Con Musa brillante en la primera parte y una segunda unidad que firmó un trabajo defensivo descomunal tras el descanso, el conjunto blanco se agarró al Movistar Arena y firmó un partido muy serio. La diferencia, esta vez, estuvo en la energía y en no perder la cabeza cuando el partido volvió a apretarse en el último cuarto.
De cara a este cuarto partido, el reto es claro: repetir la solidez defensiva y minimizar las rachas ofensivas de jugadores como Vezenkov, que volvió a hacer daño incluso en una derrota griega. También será fundamental que Campazzo controle el ritmo como lo hizo en los minutos clave, y que Tavares mantenga su impacto sin entrar en problemas de faltas.
Olympiacos BC no va a regalar absolutamente nada. Ya lo ha demostrado esta serie: cada error se castiga, y cada desconexión cuesta un parcial. Bartzokas ajustará, y el Madrid debe estar preparado para un encuentro aún más físico y exigente.
En este tipo de eliminatorias, cada noche en casa es una final. El Movistar Arena volverá a vestirse de blanco y a empujar como en los mejores días. Porque, aunque la presión sigue siendo toda del lado madridista, ahora hay una oportunidad real de volver a El Pireo con el billete a la Final Four aún en juego.
Como bien resumió Edy Tavares tras el último triunfo: “Hemos dado un paso muy grande, ahora tenemos otro”. El siguiente reto ya está aquí. Y no hay margen para el error.