Previa Liga | Turno para la catarsis
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El Real Madrid, en busca de desquitarse de los últimos malos tragos en la competición liguera. Revolución en el once a la vista para recibir a un Celta con hambre de puntuar
El ansia por ganar es la música de fondo de este Real Madrid-Celta de Vigo. Vista la clasificación, la distancia entre ambos es sideral, ciclópea. Uno reina la competición y otro pica piedra día a día por no verse enredado en los puesto calientes de la tabla. Que madrileños y vigueses estén en las antípodas para nada asegura un camino despejado, es más bien uno de esos partidos trampa que de no ser resueltos por la vía rápida pueden resultar insufribles. Ahí queda el aviso reciente del Leipzig, que deslizó abucheos por parte de la grada de Chamartín.
En el fútbol existe una máxima irrefutable que ningún equipo está exento de ella: el tramo del bajón, ya sea por lo meramente físico, lo mental o el trago amargo de las lesiones. Al Real Madrid se le ha formado toda una amalgama de factores tanto externos como internos en un momento clave del curso, llegando a ceder dos empates (Vallecas y Mestalla) en los últimos tres choques de Liga.
La enfermería ha sido una acompañante asidua para la plantilla blanca desde el mes de agosto. Pese a ello, poco o casi nada había afectado a los chicos de Carlo Ancelotti hasta ahora. Sin Bellingham sobre el pasto, el Madrid ha ido a menos. Porque el inglés, entre dolencias y sanciones, lleva tiempo sin lograr una continuidad palpable, lo que genera menos mordiente arriba. Con la expulsión en Valencia, Jude no volverá a vestirse de corto con el club capitalino hasta finales de marzo.
Revolución a la vista
Si bien las piernas ya van haciendo mella una vez que la primavera se asoma por el horizonte, toca mover el árbol. Lo sabe Carletto y, como buen catedrático que es, tirará de fondo de armario para la visita del Celta. Tal y como informó MARCA, el italiano planea una revolución en el once que pasa por colocar en liza a Modric, Lucas, Brahim y Rodrygo (ausente el miércoles pasado en la alineación). Cuatro cambios de una tacada con visos de sacar jugo a ese banquillo de primera espada con el que cuenta el preparador de Reggiolo.
El nombre de la semana en el ámbito nacional ha sido, sin duda alguna, el de Brahim. Ese chico malagueño capaz de deleitar a un estadio entero con el balón en los pies. Le llega un melón y lo convierte en oro puro. Precisamente ha sido noticia en dos ámbitos: por no salir de la partida ante el cuadro alemán, al que le marcó un gol de bandera en la ida y, sobre todo, por los rumores que acercan al jugador a enfundarse la elástica de Marruecos tras no recibir -por el momento- la llamada de Luis de la Fuente. Dos alicientes que pueden sobreexcitar a Brahim para el vis a vis frente a los gallegos.
Años en el ostracismo
El Celta de Vigo lleva tiempo abonado a los sustos. En verano forma planteles que propician la ilusión en la afición celeste, pero con el paso de las jornadas se detectan los problemas. No salen las cosas y el mecanismo se bloquea viendo como el pozo de la Segunda División roza las yemas de los dedos. Pues bien, esta temporada no se ha salido del guion habitual ni con la firma de Rafa Benítez, entrenador que rebosa de experiencia. De aquellos barros, estos lodos.
El paso de Benítez por el Real Madrid fue tan corto como decepcionante. Solo duró 215 días en el puesto y la cúpula blanca se vio obligada a rescindir su contrato. Similar está siendo la travesía por tierras viguesas, donde se ha visto señalado por los aficionados al no alcanzar los objetivos que se le presuponían allá por los meses estivales. Los guarismos no engañan, el Celta sigue coqueteando con el descenso y solo suma 24 puntos en 27 jornadas disputadas.
Con Larsen al poder
La fórmula para sacar provecho del Bernabéu pasa por el tino en los metros finales; también por fabricar un muro férreo atrás. Y… la pizca de suerte necesaria que engloba a que gente como Vinicius o Rodrygo no tengan su día. Como máxima referencia arriba, el Celta cuenta con un noruego de muchos quilates, Jørgen Strand Larsen, capaz de desenroscar partidos cuando pintan bastos. Aguarda en su casillero nueve tantos en la competición doméstica y querrá mostrarse al escaparate mundial con una buena participación en el Coliseo madridista.