#OpiniónRMB | El show debe continuar
El show debe continuar, al menos hasta que la ACB ocupe hueco en la repleta sala de trofeos del club. Florentino debería empezar ya a solicitar presupuestos para iniciar las obras de ampliación del museo, no vaya a ser que nos coincidan con otra final de copa y se arme el lío. El anticlimático calendario del basket europeo nos obliga a guardar el confeti de la Euroliga y vestirnos de nuevo el calzón corto para luchar por la Liga. Y casi sin darnos cuenta, el Madrid ya está en semifinales. Un cruce que será probablemente contra Valencia Basquet, que lidera 1-0 su serie de cuartos contra Herbalife, y que parece un equipo superior al insular.
El Madrid apeó por la vía rápida a Iberostar Tenerife en una serie eliminatoria a tres partidos, siempre una trampa mortal. Entre partido y partido, los chicos del basket se dieron un homenaje junto a sus compañeros del fútbol en el Bernabéu. La foto de nuestras vidas. Dos secciones, dos copas de Europa, un campo emocionado y un continente rendido ante un club majestuoso. Algo maravilloso que contar a nuestros nietos.
No necesitó demasiado el Madrid para eliminar a Iberostar. Un buen Rudy, un enorme Tavares y una pizca del mejor Doncic han sido suficientes para eliminar a un equipo que ha dado todo y más de lo que tenía, pero que no ha podido siquiera forzar el tercer partido. La guerra de guerrillas en que convirtieron el partido en Tenerife tampoco funcionó y cayeron ante el campeón de Europa. Un partido de esos desagradables, mucho aspaviento y protesta, situar al arbitraje contra la pared para sacar provecho del ruido local. En fin, sí, lo de siempre, pero no deja de ser por ello desagradable.
Y avanzamos. Y para jugar la final habrá que volver a dar el máximo. Tanto si es Valencia Basquet como si el rival finalmente es Herbalife, el salto cualitativo es alto. El equipo taronja es el actual campeón de Liga, un equipo que ha sufrido este año el desgaste de alternar Liga y Euroliga. Un equipo menos fresco, más desgastado y con más heridas de guerra. Aun así, un buen equipo. Muy versátil, profundo y con algún jugador muy interesante.
El Madrid espera el regreso de Trey Thomkins que se encuentra en USA debido al fallecimiento de su madre. El club ha estado impecable con el jugador. Esas tragedias merecen un trato especial. Todos esperamos a Trey para darle un aplauso ensordecedor y darle mucho ánimo. Y también el regreso del espíritu de Anthony Randolph, un jugador que no termina de volver tras la lesión de hombro. Un jugador especialísimo a todos los niveles. Nadie en Europa tiene sus armas y pocos tienen esa cabeza que nos trae a todos por la calle de la amargura.
Sergio Llull y Facundo Campazzo tendrán unos días para volver a recuperar sensaciones. Ambos han estado discretos ante Tenerife, erráticos en el tiro y alternando los malos ratos con los buenos. Nada se les puede reprochar a dos jugadores que han superado sendas lesiones y han decidido que la temporada no se había terminado todavía. Una pareja de valientes. El Madrid les necesita, sobre todo en la dirección, para tener un juego algo más fluido que el mostrado en cuartos de final. No me cabe duda de que el equipo dará una imagen más rotunda según la competición incremente el grado de dificultad.
Ahora toca resituarse hasta que el próximo domingo vuelva la competición. El primer partido de las semifinales será el domingo en Madrid. Estos días serán útiles para entender que la temporada aún no ha terminado, algo que incluso a los aficionados nos cuesta entender después del sabor a fin de fiesta que se vivió el domingo en el Bernabéu. En fin, la ACB tiene estas cosas tan extravagantes que ponen en peligro su propia existencia. Ellos sabrán. A nosotros nos toca adaptarnos a lo que hay, recuperar el mejor tono posible y ganar una Liga que sin duda merecemos más que nadie.
Texto: @IsraelLoranca
Foto: ACB