#OpiniónReal | Twitter: el arte de prevenir el malestar
Cada vez que me conecto a Twitter presto especial atención a las cuentas de madridistas anónimos o, mejor dicho, de madridistas que se expresan sin que la comunicación sea su cometido profesional. A la mayor parte de estos madridistas les une un denominador común: se sienten totalmente enajenados ante el trato que recibe el Real Madrid por la mayor parte de los medios de comunicación.
Me incluyo entre los periodistas vocacionales que años atrás arrojamos la toalla y elegimos prescindir de cualquier opción deportiva. Me reconozco consumiendo medios de comunicación generales, pero deliberadamente prescindo de hacer lo propio con lo deportivo. Respeto totalmente el trabajo de cualquier profesional –no es fácil llegar a ocupar un puesto en la comunicación hoy- pero ya no siento magnetismo, tampoco interés. Prefiero permanecer al margen. En realidad lo que aportan muchos “me duele”, le duele a cualquier madridista consciente.
Si las cuentas de mi TL no están erradas, en los últimos días hemos asistido a infinidad de elucubraciones de periodistas con gran experiencia, que se han limitado a trasladar a la audiencia mensajes de desconsideración hacia miembros del Real Madrid.
He escuchado que Julen “está tocado porque no sonríe”. ¿Acaso alguien ha visto sonreír a Lucas Alcaraz en las ruedas de prensa? ¿A Valverde? ¿A Anquela? He citado tres nombres que se me vienen a la cabeza. Hay infinidad de entrenadores, serios, casi circunspectos; pero el único al que se le plantea la pregunta, más bien la aseveración o atribución es a Julen.
De la misma forma he leído que Solari ha sido acusado de chivato, de traidor por dejar el Atleti cuando descendió y de entrenador que está mal visto por unos jugadores que, en muchos casos, no le conocen o que le conocen de cuatro ratos de coincidencia. Y también de no merecer nada en la vida porque tuvo un conflicto arcano con Juanma López.
Las anteriores opiniones rebotadas en mi TL me permiten colegir que no me pierdo nada. Prevención. Antes de incurrir en malestar, mejor seguir tan tranquilo.
Texto: Dani Benavides