#OpiniónReal | Solari: En Vigo pudo empezar todo
La última victoria liguera en Balaidos ha sido el preámbulo a la renovación de Santiago Solari. Con la perspectiva que aporta el plúmbeo parón de selecciones me he retrotraído un año en el tiempo. Encuentro ciertas coincidencias.
El 1 de noviembre de 2017 el Castilla visitaba Barreiro para medirse el Celta B. Un filial puntero, con una media de edad de 22-23 años que ocupaba una de las posiciones nobles de la clasificación. El Castilla llegaba muy diezmado en lo anímico. Venía de perder ante el Unión Adarve, en un encuentro donde se había hecho todo bien para ganar; pero se volvía a perder por la falta de oficio y de gol que caracterizó al equipo especialmente en la primera vuelta.
Esa semana previa al partido del Celta B debió ser muy reveladora para Solari. Su nombre ocupaba páginas de información deportiva. El equipo estaba en descenso. Se le daba por sentenciado. En ese momento seguro que Solari recibió una lección significativa. Cuando las miradas se centran sobre un entrenador para marcarle una fecha de caducidad, es difícil sobrevivir. Y más cuando hay tanto codicioso del banquillo del Castilla. También Solari dispondría de apoyos. Menores en número, pero poderosos en significado. Solari nunca se deja arrastrar por la nostalgia ni por el catastrofismo.
El club tampoco se dejó llevar por la opinión pública. De puertas hacia fuera hasta era habitual que en la televisión del club los contertulios marcaran la fase de ascenso como objetivo. Todo un error, transmitir una meta poco realista no hacía bien y tampoco encajaba con el proyecto del club. Ese Castilla formado por futbolistas imberbes estaba muy lejos de los demás filiales, donde se congregaban jugadores hasta de 29 años. No importaba perder opciones clasificatorias. Las pretensiones eran otras.
Sea como fuere, el uno de noviembre parecía la fecha propicia para que el declive del Castilla se consumara. El Celta B empezaba arrollador. Drazic –quizá el mejor delantero de la categoría- probaba a Belman en el minuto 2. Brais Méndez –quien marcaba al Madrid con el Celta hace escasos días- adelantaba a su equipo. Lejos de entregarse el Castilla luchó con garra. Con Javi Sánchez y Reguilón como titulares, y con un sobresaliente Luismi Quezada que participó en la mayoría de los goles, los de Solarí acabaron goleando por 1-4. Aquella victoria no silenció en absoluto a los detractores, pero fue el inicio de una progresión del equipo, que hoy se revela en la competencia de jugadores como Sánchez o Regui. La evolución de estos futbolistas sí supone un deber ineludible para el entrenador del Castilla.
Solari acabó la temporada. Incluso se le renovó. Con naturalidad. Por mucho que se siguiera pidiendo su cabeza en tertulias deportivas. No obstante, el argentino jamás imaginó que un año después iba a tener la oportunidad de regresar a Vigo en primera división. Vuelve a salir reforzado de la ciudad gallega. Ahora falta por ver si esta última victoria es el principio de algo bueno.
Texto: Dani Benavides
Foto: Diario Basta