#OpiniónReal | Santiago Solari, un entrenador abocado a la descalificación
Hace escasas fechas Jorge Bustos desvelaba en un tweet que en la época de Zidane Solari dirigía en ocasiones al primer equipo. No faltaba a la realidad. Cuando se producía el éxodo de internacionales, era necesario sumar a los jugadores de la primera plantilla con los del Castilla. Zidane le solía confiar a Solari la dirección de esos entrenamientos. No era un gesto banal. Era un gesto de aprecio, de confianza. El francés valora a Solari, quién también tuvo su cuota de protagonismo en la mágica final de Glasgow.
No obstante, conviene precisar que Solari no está en el club por Zidane. Es una de las declaraciones falsas que se han extendido. La prueba es evidente. Zidane abandona el club al tiempo que Solari debía renovar su contrato. Pese a la marcha del francés, Solarí continúa en el Castilla. Su trabajo no admite ninguna objeción de puertas hacia dentro. Y no, no se dedica a despachar con el Presidente. ¿Cómo va a tener Florentino tiempo para estar atendiendo al entrenador del filial? Solari es un hombre de club. Respetuoso. Conoce su rol y con una indeclinable vocación de servicio. No llama a ninguna puerta a reclamar nada. Y si se encontró con el Castilla y ahora, en principio de forma provisional, el primer equipo no es porque se haya postulado ni porque haya utilizado a nadie para alcanzar tales honores.
A pequeña escala Solari está habituado a lo que le espera. A comerse críticas y desprecios a lo que deberá añadir ruedas de prensa acres. Rebosa inteligencia y temple. Sabrá medir sus palabras y saldrá indemne.
A los que le juzgan crudamente les aporto algún dato. Hoy Achraf sobresale incluso por la banda izquierda. El técnico que más contribuyó para que el lateral confiara en su pierna izquierda fue Solari. Le instó a que la utilizara, a que precisara el centro con su pierna menos buena. También supo revalorizar a Valverde. El uruguayo llegaba como un medio técnico y de último pase. El argentino lo recicló. Le hizo jugar hasta de central. Le exigió competitividad, esfuerzo, inteligencia táctica. Se entendieron muy bien.
En la actualidad veo a Javi Sánchez o a Jaume Grau y me doy cuenta de que la mano de Solari se ha notado en ellos. Solari no rige su patrón de juego por “la fantasía y nada más”. Pretende que sus equipos sean solventes, equilibrados. Aplicados en defensa, con rigor en el balance. Gusta de los jugadores que ocupan demarcaciones específicas. Huye de los experimentos y en su decisión sobre los titulares piensa mucho en el juego aéreo. Quezada y Regui dan fe de esto último.
Alguno quiere menoscabarle por su pasado como articulista. Durante este tiempo apuesto a que Solari habrá recibido propuestas para participar en los medios sin que las haya estimado. Habrán intentado distraerle de su papel de empleado de club, comprometido, centrado y en el que no mantiene ningún salvoconducto con la prensa. Si jugara a otra cosa habría disfrutado de otro recibimiento.
Pero no, Solari prefiere ser un mero empleado del Real Madrid. Serio, exigente, leal, sin ínfulas. Se va a entregar para ayudar a la causa y es muy probable que se tome la aventura como única y quizá pasajera. Es un privilegiado. A buen seguro que asumirá la dura contrapartida: la persecución de los que no toleran su figura sin saber apenas de su labor como entrenador.
Texto: Dani Benavides
Foto: L´Equipe