#OpiniónReal | Mi monotema: Solari
Cualquiera puede acusarme de plúmbeo, de repetir la misma idea sobre el entrenador del Real Madrid y de hacerlo, especialmente, contra viento y marea. Mi tesis al respecto la sostengo desde que dirigía al Castilla. Entrenador serio, nada permeable a los comentarios de la prensa y esquivo por naturaleza, no se va a ir a cenar con ninguna agencia de representación o representante. De hecho, es un perfil insólito, que no delega las negociaciones de sus contratos en nadie.
Solari va a lo suyo. Fiel a la institución pero comprometido con su familia. No va a perder la cabeza y se va a dedicar a nutrirse de la fama inherente al puesto de entrenador del Real Madrid. No va a concurrir a galas de ningún tipo. Ni va a coger el teléfono a números desconocidos. Quizá ese carácter tan renuente con las relaciones públicas -aunque su oratoria invite a pensar en lo contrario- le lleva no tener apenas defensa de los que le inscriben el estigma de «entrenador fatal».
Quizá por ese motivo me obstino en escribir sobre él. Soy monotemático de forma deliberada con la seguridad de que en cada artículo descubro un poco más su labor, con aportaciones novedosas.
No existe entrenador en el mundo que haya recibido menos elogios. Incluso cuando su equipo brilla como en la jornada copera de ayer. Sus detractores apuntan a que es un entrenador que improvisa y que su apuesta por Vinicius ha sido por necesidad.
Voy a confrontar tales juicios. Vinicius recala en el Castilla el 25 de agosto. No podía ser una idea de club. De lo contrario, el Castilla habría trabajado toda la temporada con la certidumbre de que iba a contar con el brasileño. No fue así. Insisto, el 25 Vinicius se entera de que va a jugar los fines de semana en una categoría pérdida. El 26 debuta ante Las Palmas Atlético (Las Palmas B).
Así que Solari improvisa, cuando las circunstancias se lo exigen. Un talento indudable como Vinicius lo tenía que conjugar con una serie de jugadores muy jóvenes, para ayudarle a crecer. Supo darle nociones claras. Apoyarlo ante los insultos y entradas que recibía.
Y cuando tuvo que tomar las riendas del primer equipo, lo convirtió en jugador del Madrid, sin contemplaciones.
La dedicatoria del primer gol ante el Valladolid lo dice todo. El chico había recibido tutela, cariño y orientación. Tenía talento y carácter -lo tiene- pero Solari le habrá brindado pautas simples de quien se conoce los secretos de haber jugado en banda. Lectura de juego en definitiva.
En mi opinión Vinicius llega desorientado al Castilla y se encuentra con un entrenador sin ego que por su cuenta y riesgo contribuyó a que Vinicius fuera todavía un poquito mejor. Y eso tiene más de método que de improvisación, aunque obviamente la calidad es de Vinicius.
Nada más por hoy. Habrá más episodios. Y por cierto, me alegro de que el Castilla ya no sufra los mismos escrutinios aviesos por sus resultados. Cómo mantenía en la etapa del argentino no es lo principal.
Foto: El Español