#OpiniónReal | El Madrid de Laso cautiva, emociona y hace vibrar
Hay muchas formas de ganar. En los 90 se puso de moda el baloncesto control. Consistía en agotar las posesiones, controlar el ritmo y hacer un baloncesto cansino. El Limoges fue paradigma de ello. Nos privaron de ganar una Euroliga, pero difícilmente los aficionados del mundo del baloncesto recurrirán al visionado de ese vídeo para deleitarse. Si alguien que ama este deporte quiere divertirse, puede optar por ver de nuevo el partido de ayer, en el que el Madrid aseguraba una vez más su clasificación para la Final Four.
En mi Twitter acabo de compartir un vídeo en el que David Sánchez -uno de esos periodistas de voz mágica y siempre al servicio de esta sección- no podía contener el llanto. A su lado Cintia Díaz-Miguel (sí hija del gran Antonio Díaz-Miguel) y enorme persona y profesional; le acompañaba en un momento otrora utópico: la consecución de la Euroliga en Madrid. Esa escena representa con precisión la magia de este equipo. Su capacidad para cautivar a cualquiera.
Afloran los sentimientos en los profesionales, en el público, en los jugadores y en el entrenador. Ver a Felipe Reyes liderar cánticos con parte de la grada, o a Laso realizar declaraciones visiblemente emocionado son dos imágenes para la posteridad.
Esta clasificación para la Final Four ha albergado más obstáculos que nunca en un año de infortunio. Lesiones de larga duración. La de Llull es la más reconocida, pero Ayón, Randolph y Kuzmic -este último sigue- dejaron nuestra pintura maltrecha. Campazzo, durante muchos partidos líder del equipo, se ha perdido el cruce. Llull ha reaparecido sin haber disputado partidos previos. Además de forma estrafalaria se perdió el factor cancha por causas ajenas y, por si fuera poco, en el primer partido en Grecia el equipo dio la peor versión de sí mismo.
Con todos estos condicionantes cualquier equipo normal se habría venido abajo. En cambio, los jugadores manifestaban calma y confianza. Y en el segundo partido el gran Panathinaikos de Calathes y Singleton, empezó a comprobar que ni las defensas bruscas les salvaban.
Los triples estratosféricos de Llull o de Carroll han marcado los encuentros en Madrid. Ayer Pascual consiguió contener la hemorragia en el último cuarto, con una zona de ajustes, en la que Pappas estaba pendiente de comunicar los cortes, dando la espalda al balón. Propiciaron un final igualado. Estaban a tres puntos los del trébol, y se levantó Doncic con la posesión casi consumida y anotó el triple definitivo. Su rostro afable, de niño travieso fue la fase previa a gesticular para alentar el pabellón.
Era el golpe de gracia. Los tres puntos definitivos. Espectaculares, como toda la serie. David Sánchez estaría narrándolo por lo bajo, y seguro que se le quebraría la voz con ese último triple. ¡Nos encanta que este equipo nos despierte nuestros sentimientos más latentes!
Texto: @DBenavidesMReal
Foto: Euroleague