#OpiniónReal | Carta de redención dirigida a Fernando Hierro
Este Mundial de Rusia me ha evocado en muchos aspectos al Mundial de Corea y Japón en 2002. Era tu última gran competición como defensor de la camiseta de España. Toda una oportunidad para ampliar tu prolífico palmarés. En la fase de grupos, el campeón de la edición anterior, Francia, quedaba eliminado de forma incontestable. Argentina también decepcionaba, y no superaba la primera fase.
Como le ha ocurrido hoy a Piqué, en octavos, ante Irlanda, cometiste un penalti superfluo. Le sacaste la camiseta a Quinn, que era el Dzuyba irlandés, y los adversarios forzaron la prórroga. El tiempo extra fue agonizante. Se ganó en penaltis. Después de anotar el tuyo le diste la mano al colegiado. En cuartos, la Corea de Hiddink echó a España. Pesó aquel gol que se anuló después de un centro de Joaquín que no había traspasado la línea de fondo. El anfitrión juega con red. Hoy ni el VAR ha podido derribar esa máxima. El penalti cometido sobre Ramos ha quedado impune. En la tanda de penaltis se muestran más seguros después de sobrevivir a los 90 minutos.
Estas condensadas reminiscencias me son suficientes para avalar tu experiencia. Conoces los entresijos de un Mundial. Lo has vivido. Fuiste jugador, también integrante del organigrama de la RFEF. Sabes que todos los participantes son rocosos, que los resultados sorprendentes afloran y que es necesaria la paz y el buen ambiente en la concentración. Que no haya sacudidas ni perturbaciones. Sufriste en la época de Clemente una cerril pugna entre periodistas y seleccionador. No era el camino.
Este bagaje te debería haber disuadido a coger el equipo en unas circunstancias tan adversas. No seleccionaste el grupo. Los jugadores estaban con el anterior seleccionador, y tú eras testigo fiel de ello. Hasta Saúl lo dejó claro. Ante la precipitación de los hechos, optaste por ser conservador, por confiar en los jugadores de más peso. Cediste los galones a Silva e Iniesta. Te olvidaste de la pujanza de Saúl o de Odriozola -especialmente al lesionarse Nacho, que había que atacar y Carvajal estaba muy corto de preparación-, y obviaste al colchonero, quizá el centrocampista que garantizaba frescura y gol.
Ante Rusia, en el momento culminante, retiraste a Costa, por temor a perder, cuando la fórmula de los dos delanteros era necesaria. No contemplaste la tanda de penaltis. Costa, Asensio o Lucas Vázquez eran tres bazas que podrían haber dado más certidumbre. De Gea, por su parte, personalizó la inseguridad imperante en toda la selección.
Estoy convencido de que sabías que no había opciones de éxito. Un equipo frágil, distraído, desconcertado. Tú siempre has sido coherente, de dar confianza y continuidad a los entrenadores. Se siguió una dirección contraria a lo que dicta tu experiencia y, pese a ello, aceptaste. Ejerciste de empleado. Acataste resignado.
Has transitado por el Mundial con pies de plomo. Querías unir, ganarte la confianza y contentar. No ha sido posible. Sabías que no lo sería. No eres el responsable de esta dura eliminación y me apena que en tu currículum conste esta falta que, a mi entender, no calibra tu competencia para entrenar.
Texto: @DBenavidesMReal
Foto: ElPaís