Opinión | Una carta y muchas mentiras
Han pasado algo más de dos semanas desde que Zinedine Zidane enviara una carta para el madridismo a través del diario «AS», y un servidor aún no ha salido de su asombro ante lo que fue capaz de escribir el entrenador francés. Tanto el contenido como el lugar en el que dirigirse al público me chocaron y me decepcionaron. Vaya por delante que una simple carta desacertadísima no va a cambiar mi visión de lo que ha sido Zidane, una auténtica leyenda del césped y de los banquillos. Pero tras haber reflexionado y haberse enfriado el tema, veo necesario desmentir las numerosas mentiras e injusticias que aparecieron en dicho escrito.
No voy a redundarme; Zidane es y será una leyenda del madridismo, uno de los mejores jugadores de su historia y probablemente el mejor entrenador si atendemos únicamente al palmarés (que, al fin y al cabo, es lo que ha hecho grande a esta institución). Añado que como jugador dio una lección de como despedirse, y que como entrenador ha sabido representar al club deportivo más importante de la historia a la perfección. Pero no todo vale, Zizou. Escribir en un medio antimadridista, que se nutre de que al Madrid le vaya mal (y si no le va mal ya se encargan ellos de hacer que lo parezca) fue tu primer error. Perdonable quizás porque entendamos que seas amigo de un periodista en concreto y le hagas el favor, pero no deja de estar feo. Ya empezábamos mal con la dichosa carta.
Al empezar a leer el contenido, pensé que aunque el medio no fuera el adecuado Zidane sabría despedirse sin reproches, o al menos haciendo solo los que ajustan a la verdad. Error por mi parte. Según avanzaba el texto mi asombro era mayor, y mi decepción se iba multiplicando. Dice Zidane que no sentía la confianza del club para construir algo. El mismo club que prescindió de un portero que tenía fichado porque el propio Zidane lo rechazó en público; el club que fichó a Mendy por petición expresa suya, e hizo un esfuerzo superior al esperado para que tuviera a Hazard; y sí, el mismo club que vendió a Llorente a un rival directo solo porque al míster no le gustaba. Y ojo, de no ser por el famoso 7-3, James hubiera seguido el mismo camino. No estoy valorando las decisiones tomadas, ojo; simplemente desmiento lo que es una mentira infame. El club ha confiado en Zidane, en ocasiones hasta demasiado. Pero además, ¿alguien le ha echado cómo para que diga que no le dejan construir a largo plazo? Iba a ser el primer caso que recuerdo de un técnico que no es despedido por Florentino sin ganar un solo título.
Pero bueno, sigamos, que hay mucha tela que cortar en la carta. La segunda queja de Zidane viene a raíz de los artículos que le situaban fuera del club tras una pésima fase de grupos de la Champions, estando además a 13 puntos y cayendo posteriormente ante el Alcoyano (equipo de la tercera categoría del fútbol español, por si alguien no lo sabe) en la primera ronda de la Copa del Rey. Cualquier otro entrenador no hubiera recibido palos en la prensa o supuestas filtraciones de un futuro despido. ¿Saben por qué? Fácil: hubiera sido destituido. Siendo Zidane un tipo que conoce a la perfección como funciona el Madrid (de hecho lo refleja en un frase de su carta, «en el Madrid si no ganas te tienes que ir») parece increíble que le sorprenda que, en un momento caótico como el que vivía el club en enero, hubiera rumores de despido. ¿En qué mundo ha vivido Zidane todos estos años? No solo muestra un extraño desconocimiento de lo que es el Real Madrid, sino que es sumamente injusto. Ningún entrenador ha tenido el respaldo del club y el presidente como él, y eso no lo cambia un artículo escrito por Jorge Bustos.
Algunos de sus mayores defensores se basan en estas supuestas filtraciones del club para justificar a Zinedine. A mí, sin embargo, me ha venido a la mente un suceso que aconteció en el mes de julio del año 2019. El Real Madrid se estrenaba en la pretemporada, y Zinedine Zidane no dudó en airear la situación de Gareth Bale, anunciando su futura marcha y espetando aquel famoso «si se va hoy, mejor que mañana». ¿Dónde estaban los defensores de tratar las cosas de puertas para adentro? Calladitos. Debe ser que Bale no merece respeto, como tampoco lo mereció un año después cuando también le señaló en público, diciendo que se había negado a jugar contra el Manchester City. Respeto sí, pero para todos, y eso incluye también a los jugadores que te han hecho grande como entrenador. Por cierto, que malo es el club, que casi manda a Bale a China primero, y le ha tenido cedido pagándole la mitad de la ficha, solo porque el entrenador decidió en su primera etapa que no lo quería.
Ahora voy con la parte que más ha logrado enfadarme. Procedo a poner el extracto en concreto: «pero aquí se ha olvidado una cosa muy importante, se ha olvidado todo lo que he construido en el día a día, lo que he aportado en la relación con los jugadores, con las ciento cincuenta personas que trabajan con y alrededor del equipo. Soy un ganador nato y estaba aquí para conquistar trofeos, pero más allá de esto están los seres humanos, las emociones, la vida y tengo la sensación de que estas cosas no han sido valoradas, de que no se ha entendido que así también se mantiene la dinámica de un gran club. Incluso, de cierta forma, se me ha reprochado». Creo que es difícil equivocarse más y ser más injusto en menos tiempo. Y me duele mucho tener que decirlo y explicarlo.
No Zidane, a nadie se le ha olvidado lo que dices. Simplemente esto es el Real Madrid, y cuenta el hoy, no el ayer. Los zidanistas enfermizos, como en su día los casillistas o los raulistas, esto no lo entienden; el pasado no vale, al menos cuando vivamos en el presente. Y créeme Zidane, que de no ser por ese pasado el club te hubiera destituido en noviembre a muy tardar. Precisamente ha sucedido lo contrario a lo que tú expresas; el club te ha dado un extra de confianza y respaldo porque valora lo que has construido. Y si eres un ganador nato, deberías saber que la situación de este equipo (construido por ti y a tu medida) en enero era desalentadora, hasta el punto de dar miedo sentarse a ver los partidos. Los zidanistas radicales buscarán excusas, por supuesto: la plantilla es muy mala, las lesiones (de las que debo tener yo la culpa), etc. Pero Zidane, aunque nos duela, también se equivoca. Y cuando se equivoca se dice, como hacemos con todos. ¿Es eso no valorar lo que ha construido, o no ser conscientes de la dificultad de sus logros? No señores; eso es vivir el presente, que de eso vive el Madrid.
Para finalizar, mi última reflexión es que a lo mejor si Zidane hubiera mostrado el mismo entusiasmo en rajar de los árbitros y la persecución sufrida por el Madrid por los trencillas esta temporada, que el que ha mostrado en rajar en el diario AS, a lo mejor muchos madridistas hubiéramos estado más orgullosos del equipo y el entrenador, aunque nos hubiera costado más errores arbitrales. Salvo ante el Sevilla, y tampoco demasiado, Zidane no ha dicho nada para defender al club que le pagaba. Sorprende que esa mesura se le olvide a la hora de echar en cara tantas cosas al club que le dio el banquillo del primer equipo en 2016 y le contrato en 2019 tras su espantada (de la cual aún no sabemos los motivos) del año anterior. Que maltrato, ¿verdad? Ya quisiera yo, y la mayoría de los entrenadores de élite, que sus equipos les «maltraten» así.
Y no, no es este un artículo de reproches, ni de ensombrecer la gran labor que ha hecho este hombre en el Real Madrid. Siempre he defendido a Zidane, y seguiré defendiéndole como entrenador ante aquellos que dicen que no sabe de táctica o es un simple alineador. Pero esta carta solo sirve, al menos en mi caso, pero empequeñecer durante un tiempo la leyenda de Zinedine Zidane. No ha sido señor ni justo, sobre todo esto último, y no hay justificación posible a su manera de actuar, dando un portazo. Más valdría algo de autocrítica, que no ha habido ninguna, ni en la carta ni durante la temporada. Se que a muchos les ha convencido, y los males deportivos del Madrid este año ahora son culpa de Bustos y Pedrerol; pero lo siento, Zidane, aunque me duela, a mí no me has convencido, solo me has decepcionado profundamente.
