Opinión | Un error llamado Ceballos
Propongo un ejercicio de imaginación. Por un momento, pensemos que se está celebrando un torneo internacional de fútbol, en el que hay una selección que se mete en la final gracias, en gran parte, a la actuación de un futbolista que porta galones tanto en el juego como en el vestuario (es uno de los capitanes). Añadamos el factor de que el nombre en cuestión actúa en una demarcación para la que el Real Madrid está buscando efectivos, especialmente después de una temporada oscura en la que se demostró que, desgraciadamente, Luka Modric no ha bebido de la fuente de la eterna juventud.
Ahora dejemos de imaginar y volvamos a la realidad, puesto que esa situación existe, pero el jugador al que nos referimos, Dani Ceballos, lejos de ser objeto de deseo por parte de la entidad de Chamartín, parece un pasajero incómodo, alguien que entra en muchas quinielas para causar baja y al que se le busca un acomodo de cara a la siguiente temporada.
No me gusta criticar en exceso la labor de los entrenadores, entre otras cosas porque ellos tienen información (desempeño en los entrenamientos, actitudes dentro y fuera del terreno de juego…) de la que el público en general carecemos. Sin embargo, y con el único argumento de la calidad que atesora Ceballos, me parece una cuestión capital que el club debería abordar cuanto antes. Parece que una de las razones por las que Zidane accedió a volver al banquillo del Bernabéu es la de tener un mayor poder en la toma de decisiones. Bien, el francés se ganó ese privilegio. A pesar de ello, alguien de la zona noble debería hacerle entender que además de su criterio también está en juego el futuro del equipo, y en ese escenario Ceballos puede ser un nombre diferencial.
El fichaje del utrerano fue visto en su día como un acierto total, un claro ejemplo de esa política inteligente de Florentino Pérez que consistía en buscar promesas con precios más asequibles ante la aparición en escena de gigantes financieros como el PSG o el Manchester City. También es cierto que, dos años después de su llegada a Chamartín, el rendimiento de Ceballos ha estado lejos de lo esperado. Y es aquí donde también se debe poner en la lupa al jugador. Cierto es que han sido dos temporadas, en líneas generales, duras, con un rendimiento muy pobre en la Liga, en una dinámica que puede condenar a muchos jugadores. Además, por el banquillo desfilaron en pocos meses Zidane, Lopetegui y Solari, lo que tampoco dota de estabilidad al proyecto y a la confianza de los futbolistas. Más allá de decisiones en momentos puntuales (como la ubicación como mediocentro defensivo en la derrota por 3-0 ante el Eibar), particularmente he echado en falta que Ceballos tuviera esa personalidad de pedir el balón y erigirse en el faro del equipo, ese descaro para tirar del carro que sí tuvo, por ejemplo, Vinicius, independientemente del acierto de sus acciones.
Sea quien fuere el culpable, bien haría el Madrid en abordar la situación y tratar de sacar el máximo provecho de un jugador por el que un puñado de equipos importantes se cortarían los dedos para tenerle en sus filas. En medio de la locura del mercado (se habla de 62 millones por Ndombelé), este punto de cordura se antoja necesario e ilusionante para exprimir el talento de un futbolista por el que el Madrid no tiene que rascarse el bolsillo.
Foto: El País