#Opinión | Se marcha la estrella de Cristiano, pero queda toda una constelación
Verano de 2009. El mundo estaba un poco lejos de lo que es hoy, nueve años más tarde. El Real Madrid dinamitaba el mercado de pases con los fichajes de Benzema y de Ricardo Kaká, provenientes del Lyon y del Milan, respectivamente. El conjunto merengue quería conquistar la tan ansiada Décima. Para ello, sabía que debía traer a un joven de 24 años que ya había deslumbrado a Manchester y, ¿por qué no? a toda la Premier League inglesa. Ya había conquistado Europa y conocía lo que era poseer el título de mejor jugador del mundo. Pero él iba a por más, así como el Real Madrid.
Esa ambición de ambos por siempre querer ganar más y por ser siempre el mejor son, me atrevo a decir, el punto en el que coincidieron ambas partes a primera vista. Cristiano quería –y lo quiere aún– ser el mejor de este siglo, así como el mejor equipo del siglo pasado quiere serlo también en este. El rompecabezas blanco se iba conformando con la llegada del madeirense y la consolidación de otros grandes como Sergio Ramos y Marcelo, los dos capitanes del club.
Fueron años difíciles. Nadie dice lo contrario. Uno de los grandes sustos fue aquella lesión de Cristiano ante el Marsella por la Champions. Se perdió unos cuantos partidos y fue la gran preocupación de esa campaña. Seguimos intentándolo en Europa y La Décima se resistía cada vez más. Parecía imposible, inalcanzable, una ilusión que solo vivía en la mente de los madridistas. Creo que podemos decir que rozaba en la obsesión. Florentino Pérez lo sabía y el proyecto, más que para ganar Ligas o Copas, era para triunfar a lo grande.
El proyecto parecía desvirtuarse con el desfile de entrenadores que había en el banquillo merengue hasta que llegó un italiano, taciturno y con su característica ceja pronunciada: Carlo Ancelotti. Sus triunfos pasados en Milán, Chelsea y PSG le dieron las credenciales para ser el director técnico que pedía el Madrid. ‘Carletto’ fue quien potenció a Cristiano, fue quien colocó una ‘BBC’ en el tridente de ataque y, con un Xabi Alonso en el centro del campo junto con Modric e Isco y en ocasiones con Khedira, lograron dar un equilibrio único al equipo.
En Lisboa, en el Estadio Da Luz, pasaron 90 minutos y parecía que la maldición seguiría: Atlético de Madrid 1 – 0 Real Madrid. Hasta el último segundo tuvimos que esperar para ver a Ramos cabecear aquel centro y mandarla a guardar cuando casi se cumplían 93 minutos de juego. La prórroga era merengue, lo sabían todos. Bale, tras aquel eslalon de Di María por la banda izquierda, puso aquel 2-1 que encaminaba el triunfo; luego llegó Marcelo para sentenciar la final, pero faltaba alguien; desde el punto de penal, Cristiano marcó el 4-1 final y llegó así el sueño merengue: La Décima Copa de Europa.
A pesar del triunfo, como siempre, el Real Madrid iba a por más y se reforzó con nombres como Toni Kroos, pilar del mediocampo merengue esta temporada. Cambió un poco la dinámica de fichajes: se fichaba poco y a buenos precios. Cabe acotar que el Real Madrid pagó menos de 30 millones de euros por el alemán, proveniente del Bayern Múnich. Pero aparecieron los fantasmas nuevamente: fuera en semis de Champions a manos de un canterano llamado Alvaro Morata, que militaba en la Juventus por aquella campaña; sin Liga y sin Copa del Rey. Lo que no cambió fue el trato de Florentino ante el fracaso: despidió a Ancelotti y en su lugar trajo a Rafa Benítez.
Solo media temporada estuvo en el banquillo, poco más se puede decir del exentrenador del Valencia, Liverpool, Chelsea, entre otros clubes. El presidente parecía entender que necesitaba alguien que entendiera más a los futbolistas, que supiera lo que es estar en el terreno de juego… Y miró hacia el Castilla, que era dirigido por nada más y nada menos que Zinedine Zidane.
Si ‘Carletto’ explotó una de las mejores versiones de Cristiano Ronaldo, ‘Zizou’ lo llevó al extremo, pero consciente siempre de que es un ser humano como todos, por muy superdotado que sea, y necesita descanso.
Once, doce y trece. Muy pocas letras y muchos sentimientos en esas cuatro palabras. Muchas vivencias, muchos recuerdos de Milán, Cardiff y Kiev. El primer equipo en ganar dos Champions consecutivas que se convirtió, por si fuera poco, en el primero en hacerlo tres veces al hilo. Porque así es el Madrid, siempre busca ser el mejor, y si el mejor registro lo tiene el propio Madrid, pues habrá que demostrar que podemos hacerlo incluso mejor que antes.
Si bien Cristiano Ronaldo era el pilar ofensivo de ese equipo –frase avalada por sus 450 goles en 438 partidos–, hay un proyecto que viene desde hace años y que cuenta con otros grandísimos jugadores. ¿Qué ninguno de ellos es el mejor goleador que hayan visto nuestros ojos? Probablemente no. Mas vale decir que este equipo existió, cayó, se levantó y triunfó antes, durante y así seguirá siendo después de Cristiano.
Vivimos el taconazo de Redondo en Old Trafford, la volea de Zidane en Glasgow, el remate de McManaman en el Stade de France, el cabezazo de Ramos en Lisboa… El Real Madrid siempre ha hecho historia y siempre tendrá historia por hacer. Ya hizo una durante nueve años con Cristiano Ronaldo, pero el proyecto continúa.
Se va la estrella que más brilló, pero aún se tiene una constelación repleta de Asensios, Iscos, Modric, Kroos, Bale y compañía. Cris, no eras el sol, eras eso, la estrella más brillante; el sol aquí tiene nombre y apellido: Real Madrid Club de Fútbol. Y es él quien termina por darle vida a toda esta galaxia de estrellas.
Podremos hablar del Real Madrid a.C. y el Real Madrid d.C. para referirnos a lo que era este club antes de tener al portugués en sus filas y luego de su marcha. Cuando llegó, el Madrid vivía días oscuros; hoy, el Bernabéu brilla más que nunca. Es fruto de la confianza en un proyecto y de contar con el mejor goleador que ha visto el fútbol en unos cuantos años. Eran 9 Copas de Europa antes de que Cristiano llegase a La Casa Blanca. Hoy son 13, casi el doble del segundo club que más tiene, el AC Milan, con 7. Llegó con un Balón de Oro y se va con cinco. Llegó como uno de los mejores del mundo y se va, para muchos, como el mejor de lo que va de siglo; así como el mejor club del Siglo XX va rumbo a convertirse en el mejor del Siglo XXI.
Por eso y mucho más, gracias, Cristiano. El madridismo sincero te agradece por este tiempo en la institución, por los triunfos, por las caídas y, sobre todo, por sentir estos colores como pocos. Todo el éxito para ti y los tuyos en esta nueva etapa que, sin duda, dará de qué hablar, y ojalá sea para bien. Así como dijiste hace nueve años cuando llegaste al Bernabéu, tu casa eterna, en un perfecto portuñol: “Uno, dos, tres: ¡¡¡Hala Madrid!!!”.
Texto: @Elportuguej