Opinión | Rodrygo habla en el campo
MAURO PIMENTEL / AFP via Getty Images
Rodrygo Goes está cuajando un excelente inicio de temporada, tanto con el Real Madrid como también con la selección brasileña. Ante Ecuador, anotó un golazo para dar la victoria a la canarinha por la mínima. Tras no estar entre los 30 mejores al Balón de Oro, Rodrygo ha trabajado en silencio y ahora está sacando a relucir su potencial
Rodrygo Goes es una estrella mundial. Sí, una estrella, en mayúsculas. Por mucho que haya aficionados o mucha gente del fútbol que quiera quitarle mérito a la mínima cuando atraviesa malas rachas, partidos en los que no le sale lo que verdaderamente quiere o simplemente, cuando tiene falta de continuidad. Rodrygo ha pasado por baches, como muchos jugadores, pero es indudable que el brasileño se ha consagrado en el Real Madrid como uno de los mejores futbolistas del mundo. El brasileño suma mucho más que resta, es mejor de lo que muchos se piensan y tiene un talento inalcanzable que muy pocos atacantes en el panorama futbolístico poseen.
El inicio de curso de Rodrygo Goes está siendo extraordinario, dejando huella en casi todos los encuentros con el Real Madrid, pero ahora, también lo ha demostrado con Brasil, en este parón internacional. Ante Ecuador, no solo fue el MVP del encuentro, sino que también el jugador que deshizo la igualada en el marcador para dar la victoria, por la mínima, a la canarinha. Con su golazo, Rodrygo volvió a mostrar una versión muy positiva en este comienzo de temporada, y sobre todo, volvió a demostrar sus ganas de reivindicarse en el terreno de juego, donde siempre habla.
Son muchas las críticas que ha tenido que pasar a lo largo de muchos meses atrás, incluso, por parte de un sector de la afición blanca, que le ha exigido más sobre el verde. La autocrítica siempre es buena, pero siempre y cuando sirva para construir y no para destruir. Muchas veces, ese límite, quizás muy fino entre ambos lados, se ha sobrepasado con el ’11’ del Real Madrid. Las ya famosas declaraciones que dio en una entrevista antes de la final de la Champions no gustaron, donde aludía que «todo podía pasar» si no jugaba como a él le gustaría en el club blanco, refiriéndose a la llegada de Kylian Mbappé.
Silencio más trabajo es igual a resultados
Sin embargo, Rodrygo, ante las excesivas críticas, ha callado y ha trabajado como el que más para volver a asombrar a todos con su indiscutible calidad. Siempre ha sido el jugador al que menos se ha valorado, incluso cuando se ha elogiado a la BMV, el tridente del Real Madrid (Bellingham, Mbappé, Vinicius), y eso le ha molestado. Él volvió a reivindicar su figura, pidiendo paso, quizá no de la mejor manera posible queriéndolo entrever en su canal de difusión, hasta que se dio cuenta que el verde siempre hace justicia. Después de no estar nominado entre los 30 mejores al Balón de Oro, otro tema también inexplicable, ‘Rodry’ se ha sentido apartado y molesto, como no podría ser de otra forma. Pero, como siempre, ha seguido el mismo camino.
En el campo, es donde Rodrygo ha hablado en los encuentros que llevamos en esta temporada (5 con el Real Madrid y uno con Brasil). En el primero, en la final de Supercopa ante la Atalanta, fue de los mejores y participó en el segundo gol del equipo, el de Mbappé, propiciando él la recuperación de balón en el inicio de la jugada. Ante el Mallorca, fue el primer goleador de la plantilla blanca y el que abrió el marcador en Liga, con un golazo marca de la casa en Son Moix. Contra el Valladolid no consiguió ver puerta, pero fue de los hombres más destacados de los de Ancelotti, al igual que sucedió frente al Betis.
A pesar de no jugar en la izquierda, que es su posición habitual, siempre ha tenido que amoldarse a lo que el técnico le ha pedido y a las necesidades del equipo. El brasileño es un futbolista completísimo, con unos registros que muy pocos pueden presumir. Su toque de seda con el balón, su finura para regatear y jugar en espacios reducidos y su gran olfato goleador, hacen de él un jugador imprescindible en el Real Madrid, al que siempre se le ha observado bajo la lupa. Quizá por ser la pata más débil de la mesa, o simplemente porque lo fácil es señalarle a él en los malos momentos, pero lo cierto es que Rodrygo está comenzando a reivindicar su figura como mejor sabe hacer: hablando en el campo.