Opinión | La tripulación de Chamartín en busca de su decimoquinto cofre del tesoro
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«Háblame del mar, marinero» decía Ancelotti y qué razón, porque en el fútbol y en Europa hay un equipo que se alza como el titán de los titanes, una tripulación que ha forjado su leyenda en el horno de la UEFA Champions League
Esa tripulación majestuosa y señorial no es otra que el Real Madrid, el Rey indiscutible de la Champions. El miércoles, una vez más, demostraron por qué es considerado el equipo más temible en la competición de élite del continente.
Contra el Bayern, los blancos hicieron de las suyas en los últimos minutos, arrancando la victoria de las bocas del destino con una remontada que quedará grabada en la historia del fútbol, de la Champions y del Real Madrid. Y si alguien se atrevía a dudar de la capacidad de resurgimiento de los merengues, recordemos sus gestas contra el Manchester City y el Paris Saint Germain hace apenas dos años, cuando parecían condenados al fracaso.
Ni capitanes ni grumetes, el Real Madrid es Barbanegra
Este no es solo el cuento de un equipo que desafía las probabilidades; es la crónica de un legado, una odisea de triunfos y gloria tejida en la tela misma del tiempo. 18 finales, un récord que destaca como faro entre la bruma de la competencia, y si el destino así lo dicta, la decimoquinta Champions League podría adornar las vitrinas del nuevo Santiago Bernabéu siendo colocada por Florentino Pérez, el capitán del barco, tal y como dijo Ancelotti en rueda de prensa.
Y es que esto no se trata de capitanes ni de grumetes, el Real Madrid no es solo un equipo, es una fuerza de la naturaleza, una entidad que trasciende las líneas del campo de juego para convertirse en un símbolo de grandeza y dominio. En la Champions, se levanta como una montaña inamovible, la bestia negra de cualquier rival que se atreve a desafiar su supremacía. Mientras otros titubean, en Chamartín marchan con paso firme hacia la gloria, recordándonos que en este reino de héroes y villanos, siempre hay un Rey.