Opinión | La Euroliga se aleja de sus principios
REAL MADRID
La Euroliga, la mejor competición del baloncesto europeo, toma una decisión incomprensible: la Final Four de 2025 se jugará en Abu Dabi.
El pasado martes día 3 de diciembre se dio a conocer la decisión de la Euroliga de albergar la Final Four en la ciudad de Abu Dabi, en Emiratos Árabes Unidos. 50 millones de euros vale traspasar el mayor y más importante evento de la Copa de Europa de baloncesto a una ciudad y un país que carecen de tradición y afición por el deporte.
Con un resultado de 11-2 a favor de esta decisión por parte de los accionistas de la Euroliga, Belgrado pasó a un segundo plano tras haber sido elegida meses atrás como la ciudad que albergaría dicho evento y dio paso a Abu Dabi. Solamente Real Madrid y Olympiacos, según diversos medios, fueron los equipos que dieron su «no» a una decisión, además de, como decimos, incomprensible, que marca el futuro de la competición. Un «tiro en el pie» que rápidamente fue criticado por muchísimos aficionados en redes sociales.
Lógicamente, para un aficionado de Real Madrid, Olympiacos o cualquier equipo europeo, sentir como tu equipo gana una Copa de Europa tan lejos de casa es doloroso. Ya duele mucho que las posibilidades de combinaciones en viajes a ciudades alejadas del suroeste del continente sean difíciles y soportar a 7.000 griegos o turcos (o algunas veces 7.000 y 7.000, más sufrimiento) gritándote a la cara el triple de su jugador y ver cómo se te va una final más.
Pero, sinceramente, no creo que el aficionado sienta como suya una final que se está jugando en otro continente. No estamos hablando de una competición a nivel mundial, estamos hablando de la fiesta del baloncesto europeo… Esto, y nuestro gran privilegio de poder decir que las aficiones y los ambientes es en, quizás, lo único en lo que le podemos mirar por encima del hombro a una competición tan potente como la NBA, hace que duela. Y no duele poco…
50 millones de euros le han bastado a la Euroliga para alejarse de su gente, de sus aficiones… y de sus principios. De no querer que su gente, la que le sostiene y le ha sostenido durante tantos años, disfruta de la posibilidad de ver a su equipo campeón. La Euroliga ha perdido el norte, pero esto no va a parar aquí. El baloncesto europeo va a cambiar, y tenemos que empezar a ser conscientes de ello y de cómo, una vez más, lo que para nosotros es pasión para mucha más gente es negocio. Un negocio que le hace a la Euroliga alejarse de sus principios.