Opinión | Hay mucha distancia
David Torres / madridistaReal
El Real Madrid recibió un nuevo jarro de agua fría en el ‘Clásico’ contra el Barcelona. Y ya van catorce de manera consecutiva. El equipo de Alberto Toril estuvo tremendamente lejos de hacer frente al vigente campeón de la Champions League. Ha caído por 5-0 (Liga F), 4-0 (Supercopa) y 0-3 (Liga F) en los últimos enfrentamientos entre ambos. Las sensaciones ante el eterno rival no paran de empeorar y los datos son demoledores.
Por primera vez en la historia, las madridistas no han sido capaces de anotarle ningún gol al Barcelona durante una temporada. Algo que sí habían logrado en el primer año de vida de la sección o incluso cuando todavía competía bajo el nombre de CD Tacón. Un hecho que puede parecer anecdótico, pero que refleja que esta campaña las distancias han aumentado aún más en lugar de reducirse.
El ataque del Real Madrid acumuló, entre los tres ‘Clásicos’ disputados esta temporada, 10 disparos (3 a puerta) y cero goles. Nunca llegó a inquietar a Cata Coll, como bien demuestra que su ocasión más clara fuese un desvío de Irene Paredes que se topó con el poste. En cambio, el Barcelona disparó 61 veces (24 de ellas entre palos) y anotó 12 tantos. Unas diferencias prácticamente imposibles de salvar y que dejan en manos de un ‘milagro’ de Misa la única posibilidad a la que aferrarse.
Alberto Toril volvió a priorizar, una vez, más el físico de Signe Bruun sobre la velocidad de Naomie Feller. La apuesta no pudo salir peor. La danesa fue intrascendente en los dos partidos de Liga F, muy lejos de su hábitat natural como es el área. De hecho, solo tocó la pelota en una ocasión dentro de esa zona y no disparó ni una vez a la meta del Barcelona. Tampoco pudo imponerse en el juego aéreo, una de sus principales fortalezas. Ninguna capacidad de amenaza para rebelarse contra el dominio.
Con ese condicionante, el equipo quedó obligado a ser muy preciso con el balón y a ganar duelos para poder alejarse de su área y acercarse a la otra. No pasó ninguna de las dos cosas. Sucumbió ante la incansable presión del Barcelona y no encontró vías para poder escapar de ella. El Real Madrid estuvo, entre los dos compromisos ligueros, por debajo del 50% de acierto en pases largos. Únicamente completó 39 envíos progresivos que le permitieran avanzar (por 134 de las culés) en los 180 minutos. Tampoco fue capaz de salir del agobio mediante el talento individual: solo un 36% de acierto en regates y ninguno culminado con éxito en el enfrentamiento del Di Stéfano.
En el apartado físico, la superioridad del Barcelona fue más que evidente. Las blancas únicamente lograron avanzar conduciendo la pelota diez metros o más en diez ocasiones entre los dos partidos, por las 47 azulgranas (pese a que jugaron la mayor parte del tiempo instaladas en campo rival). Tampoco pudieron plantar batalla en los duelos aéreos (5-15) ni en recuperaciones de balón (81-122). Incluso con una posesión media del 31,5% hicieron menos faltas que su oponente (12-14).
Los números dejan claro que el Real Madrid fue completamente inferior en todos los aspectos posibles del juego. El listón en el fútbol femenino está cada vez más alto y el club, con la desventaja de llevar menos años en la élite que el resto, no se debe quedar atrás. El mercado de fichajes de verano será fundamental para medir la ambición de una plantilla claramente necesitada de jugadoras más potentes en lo físico. Un componente fundamental para pelear de tú a tú contra las mejores.