#Opinión | ¿Final anestesiada? ¡Despertemos!
Afortunadamente, desde aquel 27 de mayo de 1981, en el que vi por primera vez a nuestro Madrid jugar una final de la Copa de Europa, han sido muchas las ocasiones en las que he tenido la oportunidad de vivir lo que supone un partido como el del sábado contra el Liverpool.
Esta experiencia me hace caer en la cuenta de que ninguna final es igual a la anterior, lo cual es evidente estaréis pensando. Pero no, no me refiero a que las finales son distintas simplemente por el equipo al que nos enfrentamos o el resultado final, que también. Las finales son diferentes por la pasión y la intensidad con la que las vivimos los aficionados antes de los partidos.
Y esta final me parece especialmente distinta a todas las demás que hemos jugado desde el 81. ¿Y por qué? Pues por lo poco que se está hablando de ella hasta el momento. Vamos, que parece una final anestesiada.
Seguramente el contexto en el que se desarrolla no ayuda tampoco mucho a ello. No sé quién fue el espabilado al que se le ocurrió designar Kiev como sede de la misma. Una ciudad donde, por regla general, los viajes son bastante caros y difíciles de realizar. Casi sin quererlo, esta circunstancia ha generado un ambiente muy diferente al que habría si la final fuera en una ciudad de la vieja Europa, donde se pudiera realizar de una manera más sencilla un desplazamiento masivo de aficionados.
Por otro lado, y para variar, la atención de los medios de comunicación desde nuestra clasificación para la finalísima, ha estado centrada en cualquier acontecimiento excepto en la misma. Se ha hablado mucho más de Neymar, del jeque del PSG, del futuro de Griezmann, otra vez más de Neymar, de su padre y sus amigos, de la Europa League del Atleti y de la interminable despedida de Iniesta…….., que de la final.
Pero a mí lo que verdaderamente me preocupa no es todo lo anterior, sobre lo que poco o nada podemos hacer, ya que no depende de nosotros. Mi preocupación radica en si, como afición, hemos pasado de ver como algo rutinario el hecho extraordinario de jugar una final como la del sábado. En otras palabras, si tenemos la panza llena de finales y estamos dejando de valorar como se merece estos irrepetibles momentos.
Espero y deseo estar equivocado y que esa sensación mía sea completamente errónea. Que como afición tengamos el hambre que siempre pedimos a nuestros jugadores. Y que lo demostremos dándoles, ya sea en el estadio o en nuestras casas, el calor necesario para conseguir nuestra decimotercera Copa de Europa. Ya que como aficionados únicamente podemos decidir nuestro estado de ánimo antes y durante el partido, puesto que después, es el marcador el que elije por nosotros.
Porque aunque cada uno puede pensar lo que quiera, y Dios me libre de decir lo contrario, momentos como estos es difícil que se vuelvan a repetir, y para hablar del Neymar de turno tenemos todo el verano por delante.
¡¡¡Hala Madrid y a por la Decimotercera!!!
Texto: @carolo_73